Cúpula

Museo del Juguete, conservar la magia

La colección del MUJAM se conforma por más de 5 millones de juguetes que dan cuenta de la memoria histórica y popular del México del siglo XX, es considerado el espacio más grande del mundo en su tipo

Museo del Juguete, conservar la magia
APUESTA. No sólo hay juguetes, también hay afiches, fotografías, libros y otros documentos sobre cultura popular Foto: Foto: Azul Olvera

Entre 1920 y 1938 la familia del arquitecto Roberto Shimizu Kinoshita (Ciudad de México, 1945), fundador del Museo del Juguete Antiguo México (MUJAM), se estableció en el país, primero en Mazatlán, en donde su familia comenzó a importar productos de Japón y, posteriormente, en la colonia Doctores, en la capital mexicana, cuando el padre del coleccionista construyó una tienda de abarrotes, regalos y papelería.

“Mi papá vivió toda su vida en la Doctores, donde, sin ningún conocimiento acerca del coleccionismo, inicia este pasatiempo por guardar todos aquellos objetos que lo hicieron feliz cuando era niño. Para él, la etapa más bella del ser humano es la infancia, un momento en el que partir de la curiosidad se es capaz de ver belleza en lo más simple y es posible ser el mejor cazador de tesoros; sin duda, un tiempo muy bueno para muchos”, contó Roberto Yuichi Shimizu, hijo del coleccionista.

El también artista y actual director del MUJAM, explicó que sus abuelos no tenían conocimiento de la recopilación sistematizada, sin embargo, apoyaron la inquietud e inventiva de Shimizu Kinoshita y pronto pasaron de cajas para guardar objetos a la construcción de bodegas para resguardar las cosas de gran valor. “Mi papá decía que nunca supo cómo inició todo porque no lo hizo de forma consciente, pero protegió todo aquello que lo hizo feliz, resguardó también lo que creyó representó los mejores momentos del México del siglo XX”, dijo.

El MUJAM tiene objetos y juguetes que enmarcan algunos de los acontecimientos más importantes del país, como gráficos, fotos, publicidad y mercadotecnia de las Olimpiadas del 68, así como los banderines y objetos del Movimiento Estudiantil de ese mismo año, del cual, mi padre fue parte.”

Actualmente en el MUJAM se exhiben más de 40 mil juguetes agrupados en temas como luchadores, Señorita Lilí, Bárbaras y Barbies, Star Wars, el auto Thunderbird Ledí, Batimóvil, Autopista 500 millas y los juegos de mesa de Fotorama, entre muchos otros. “Mi papá reunió objetos por más de cincuenta años y cada uno permite que el museo pueda resumir lo que también fue el intento de la industria nacional manufacturera por independizarse”, señaló.

En el edificio del recinto, aclaró Roberto Yuichi Shimizu, se exhibe sólo una parte de la colección, pero esta se conforma por más de 5 millones de objetos, juguetes, libros, documentos y otros materiales que dan cuenta de la cultura popular mexicana del siglo XX.

“A lo largo de la historia del MUJAM —comienza a llamarse así en 2008—, diversos intelectuales como Juan Villoro han escrito sobre la colección resaltándola como una parte importante de la identidad de los mexicanos, es por eso que desde hace tiempo buscamos que las autoridades del gobierno federal lo protejan y lo consideren patrimonio del país”, señaló el artista.

MODAS. Las muñecas Barbie y su versión Bárbara son de las más apreciadas del recinto.
Foto: Azul Olvera.

Por otra parte, Roberto Yuichi Shimizu explicó también que a lo largo de la vida de su padre, instituciones extranjeras, sobre todo universidades de Estados Unidos y de Japón, se han acercado a ellos para comprar la colección, pero han declinado porque quieren que permanezca en el país.

“Si mantener museos y resguardar colecciones para las autoridades es un reto mayúsculo, imagínense para una familia, hemos llegado al punto en que todo esto nos rebasa, pero luchamos con todas nuestras fuerzas para cuidar y velar el legado de nuestro padre, pero sobre por el legado de todos los mexicanos. Mi papá creyó en que no importa la edad, ni el avance de la tecnología, siempre que alguien esté frente a un juguete, la magia se activa”.

La colección del arquitecto llegó hasta 1992, cuando consideró que la industria del juguete había perdido su interés por marcar de forma positiva a las infancias y ya sólo buscaba motivar el consumismo desmedido. 

En 2020, ante la pandemia de COVID-19, se habló de su cierre, sin embargo, Roberto Yuichi aclaró que si bien la asistencia nunca volvió a ser la misma, cerrar nunca fue una opción real para su padre. “Aprendimos a sobrevivir con lo que había, redujimos el personal y la familia asumió el mando en ciertas áreas, como la atención al público”, dijo.

Actualmente, el recinto busca convertirse en un centro de cultura comunitaria, en su quinto piso hay aulas en donde se imparten diversos talleres, así como una sala de exposiciones para los artistas locales que nombraron Arte Feo, partiendo de cuestionar ¿a qué le llamamos feo?  “Mi padre creía en la magia y en la memoria, pero también en el arte, para él era un medio de salvación para la humanidad y con este proyecto buscó brindar oportunidades a los artistas urbanos de nuestra localidad.

Por Azaneth Cruz

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