Cúpula

La prodigiosa mano de Orozco

El muralista mexicano perdió la mano izquierda, sin embargo, se convirtió en uno de los artistas más trascendentales de su tiempo

La prodigiosa mano de Orozco
Foto: FOTO: CORTESÍA INBAL

En 1904, en un accidente con pólvora, José Clemente Orozco perdió su mano izquierda, tenía 20 años de edad. Su discapacidad no impidió que se convirtiera en uno de los artistas más importantes en la historia del arte de México.

En el catálogo de la exposición José Clemente Orozco. Pintura y verdad, el curador Miguel Cervantes explica que la muerte de su padre, Ireneo Orozco, en 1903, y un accidente sufrido en 1904 marcaron la necesidad de ganarse la vida. En eso estaba cuando ocurrió una explosión de pólvora, mientras intentaba realizar un experimento.

Dos heridas mal atendidas en la mano izquierda le provocaron gangrena y la consiguiente amputación de la extremidad hasta la muñeca. 

Según la crítica de arte Raquel Tibol, no hay constancias frecuentes por esta discapacidad, fuera de unas cartas muy dramáticas a su esposa, recogidas en Cartas a Margarita (Ediciones Era, 1987). 

La del 18 de octubre de 1930, enviada desde Nueva York, decía: “Aparte del trabajo y de las carreras he tenido que escribir durante la semana más de 25 cartas importantes a gentes de todas partes, esto de escribir cartas es para mí un verdadero problema y suplicio, pero no hay remedio. No he tenido ni tendré descanso alguno, pues el día primero de noviembre próximo, es decir, dentro de 10 días, tengo que ponerme otra vez a pintar paredes y como quieren que esté terminado eso el 1 de enero, tengo que trabajar terriblemente aprisa para cubrir diario, sin descanso, ¡2 m² de fresco! ¡Y todo, absolutamente todo, con una sola mano!”.

El impacto de la pérdida de su mano ha despertado el interés de escritores y cineastas. En 2015, por ejemplo, Ernesto Lumbreras publicó La mano siniestra de José Clemente Orozco. Derivaciones, transbordos y fugas (Siglo XXI), un libro de ensayos sobre la pasión artística del muralista por dibujar y pintar manos a lo largo de su trayectoria, como si, en contrapunto, intentara él mismo comprender su condición de manco. 

En 2007, las documentalistas Laurie Coyle y Rick Tejeda-Flores lanzaron Orozco: Hombre de fuego, que explora la obra y la vida del artista a través de documentos, imágenes y entrevistas con la familia y con representantes del medio cultural, como la escultora Elizabeth Catlett y el escritor Carlos Fuentes, y queda claro que trabajar sólo con una mano no fue un impedimento creativo.

EEZ

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