La NBA le ha dado fama (ganada a coste de actuaciones) a decenas de jugadores de básquet. En los últimos años, son cientos de nombres que marcaron tendencia en la liga más top de todo el mundo y uno de los mayores protagonistas ha sido Tim Duncan. La figura del norteamericano es estelar, sin embargo no podría haber llegado a esta disciplina de no haber sido por una catástrofe natural.
En septiembre de 1989, las Islas Vírgenes (territorio que Estados Unidos compró en 1917) fueron azotadas por el Huracán Hugo, que dejó la zona devastada en pocas horas. Se trató de uno de los ciclones tropicales más violentos jamás experimentados en las Indias Occidentales. Con una categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, provocó la muerte de 100 personas y dejó a 56.000 más sin hogar en Puerto Rico, Guadalupe, Montserrat y los estados de Carolina del Sur y del Norte en Estados Unidos. Y la comunidad de Tim Duncan sufrió graves consecuencias.
Las Islas Vírgenes se llevaron una de las peores partes, con seis muertos y pérdidas materiales calculadas en 1.800 millones de dólares, afectando al 90% de su infraestructura. Aquel desastre natural modificó la vida de todos, en algunos casos de manera decisiva, como fue el caso de Tim Duncan, para muchos el mejor ala pivote de la historia del básquet y, sin dudas, uno de los 10 más importantes jugadores de siempre en la NBA.
En aquellos años, Tim Duncan no conocía lo que era el básquet pero sí se dedicaba a la natación. Incluso quienes lo conocieron afirmaron que tenía potencial para brillar en las piscinas. Sin embargo, el desastre natural destruyó la única pileta competitiva que tenía en la isla y lo obligó a abandonar ese deporte. Mientras que una rudimentaria cancha fue la catapulta para que se desenvolviera en el básquet. Después de entrenar varios años, y con la ayuda de su cuñado, potenció sus armas en la disciplina.
Y luego la fortuna le dio un golpe positivo a su vida, ya que un grupo de novatos de la NBA llegó a las Islas Vírgenes para una serie de partidos exhibición. Fue allí cuando Chris King, un alero que estaba en la NBA pero había pasado por la Universidad de Wake Forest, quedó impresionado por la actuación de Tim Duncan, nada menos que un duelo que tuvo ante Alonzo Mourning, y llamó a su antiguo técnico, Dave Odom, para alertarlo. Luego se marchó a Estados Unidos para seguir creciendo y llegar así a ser una de las figuras mundiales.