MÚSICA CLÁSICA

¿Por qué es importante la música “clásica”?

La banda sonora personal nos acompaña en el duelo, nos ayuda a sanar de un descalabro o a celebrar una alegría

CULTURA

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SONIDOS. Foto: imagen Pexels en PixabayCréditos: Pixabay

Cuando tenía entre cinco y seis años, un día, buscando a mi papá para preguntarle no sé qué cosa, fui a “su despacho”, como le decía él mismo a la oficina que tenía en casa, y al abrir la puerta y dar un paso hacia adentro, me detuve en seco, pues lo que estaba sonando en el tocadiscos me provocó una reacción que a esa corta edad no podía entender y simplemente me puse a llorar. Mi papá me preguntó qué me pasaba y yo le dije que eso que estaba oyendo me daba miedo: en el momento en que entré, lo que sonaba era el “Confutatis”, del Requiem de Mozart.

Mi papá me sentó junto a él, me explicó que se trataba de una pieza musical que tenía que ver con la muerte y que había buenas razones para impresionarme, pero no tanto como para llorar de sólo escucharla. Sin embargo, a pesar de sentirme perfectamente segura a su lado, tardé mucho tiempo en dejar de llorar.

Este es, para mí, el mejor ejemplo de por qué es importante la música que llamamos “clásica”. Puedo decir con certeza que es la que suscita el mayor rango de emociones a quien la escucha; y sólo por esa característica, aún las personas más alejadas del mundo de los conciertos podrían servirse de ella en momentos de tristeza, pérdida, desolación, alegría o emoción.

MÉXICO SINFÓNICO. Portada de disco, 1998. Sello Discográfico Urtext.

La música que oímos desde chicos y de la cual nos hemos enamorado, aprendido de memoria y cantado sin cesar por meses, incluso años, forma parte de la banda sonora de nuestra vida: puede estar llena de melodías que han estado, o han  pasado de moda, como las canciones “de verano”, que para el otoño ya hemos olvidado y que son dulzonas y aguadas como un vino malo, y cuya única motivación es acrecentar las arcas de las grandes compañías productoras. O podemos nutrir esta banda sonora personal con aquella música que tiene la profundidad emotiva para acompañarnos en el duelo, para sanarnos de un descalabro, consolarnos cuando tenemos roto el corazón o ayudarnos a celebrar una gran alegría en nuestra vida.

Le llamamos “clásica” porque, a lo largo de generaciones, la humanidad la ha utilizado de la misma manera que lo hacemos hoy, y no quiero que se malentienda lo que digo, pues no sólo la música escrita hace siglos exhibe estas cualidades. Afortunadamente, la música “de concierto” se sigue escribiendo, y dentro de algunos años, lo escrito por los compositores vivos y activos de hoy, será también un clásico.

No pienso que otros géneros de música como la tradicional o el jazz sean menores; la consistencia y solidez de una propuesta musical no radica en su género. La creación sólida y completa de compositores nos da la posibilidad de disfrutar de propuestas que nos “nutren”, ellos nos ofrecen su creación de la fuente misma de sus propias emociones y, a través de ellas, nos tocan a todos, sin excepción.

Atrévete a descubrir a un nuevo compositor, escucha algo diferente y observa tus reacciones, éste es el momento: hoy. Verás como la banda sonora de tu vida se verá enriquecida, ese descubrimiento te llevará a otro y a otro: a muchos más.

Por Marisa Canales

avh