A lo largo de la historia la religión católica ha llevado a sus feligreses bajo la mano de Dios, donde en muchas ocasiones no se presenta su nombre, esto a pesar que hasta en la misma Biblia es Dios quien se presenta ante su gente por su nombre. En el libro sagrado aparece 7 mil veces.
En la Biblia Dios dice: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre” (Isaías 42:8). Esto con la intención que sus siervos lo llamen por su nombre y no como “Todopoderoso”, “Creador” o cualquier otra forma en la que hacen elusión a él.
La primera sección de la Biblia, es decir, el Antiguo Testamento se escribió en hebreo y lenguas de las mismas familias, donde originalmente el nombre de Dios se presenta con cuatro consonantes, donde al pasarlo al español se presentan con YHWH; que a pesar de no saber cómo se pronuncia, aparece en diversas ocasiones a lo largo de los pasajes de manuscritos antiguos y muchos otros lugares.
Al pasar el nombre al español se tradujo como Jehová y Yahve, mismos que en Biblias como “La traducción del nuevo mundo de las Santas escrituras” lo incluyen en todos los lugares en donde debería de estar; esto con la intención de que la gente comience a usarlo.
Debemos llamar a Dios por su nombre
Si seguimos la palabra de Dios, la gente debería recurrir al nombre propio del “Creador” para referirse a él, esto fortalecer la relación entre Jehová y sus feligreses. Es decir, si Dios dijo que en uno de los pasajes de Isaías que se llama Jehová entonces deberíamos llamarlo así.
Ahora bien, tampoco está mal el seguir nombrándolo como “Todopoderoso” o cualquier otra forma como se ha nombrado en diversas ocasiones, ya que se mantiene ese grado de respeto para el creador de todo lo humano.
dza