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Fast Fashion: ¿Estar en tendencia o hacer conciencia?

Entre tanta ropa que se produce todos los días, el consumidor se ve abrumado con una responsabilidad mundial al momento de elegir dónde consume y las consecuencias que tiene hacerlo.

Fast Fashion: ¿Estar en tendencia o hacer conciencia?

En México el 52% de la población compra ropa en un rango de 2 a 5 meses. De toda la ropa fabricada en un solo año en todo el mundo, el 73% termina incinerada o en basureros dejando una afectación grave en emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Imaginarnos un mundo sin ropa ni textiles es impensable, pero… ¿sabías que el estar a la moda está acabando con la Tierra?

La producción masiva de ropa en lapsos cortos de tiempo hace que los materiales usados en las prendas sean de baja calidad y, prácticamente, desechables. Tan solo la producción de ropa representa el 10% de las emisiones de CO2 a nivel global, el equivalente a lo que libera la Unión Europea por sí sola en un año.

Contaminación masiva por la producción de ropa
Créditos: AFP


La contaminación que genera la producción de ropa alcanza también a la tierra y el agua. Y no solo su fabricación, ¡incluso lavar la ropa desemboca en un aproximado de 500 mil toneladas de micro plásticos al año en los océanos! Se estima que el 73% de la ropa producida anualmente termina incinerada o en basureros, lo que contribuye a la contaminación terrestre y atmosférica.


En su acelerada manufactura, a la industria de la moda en general no le ha importado arrasar con recursos, sostener modelos de trabajo precario y de explotación, así como desechar ropa que aún puede utilizarse perfectamente; con tal de satisfacer el deseo de novedad e inmediatez existente en la sociedad.


 


"A la población en general le hace falta información desde la cadena de fabricación de una prenda. Desde los recursos que se deben de tomar. Por ejemplo, ¿cuánta agua necesito para regar un algodón que luego se convierte en mi prenda y luego procesarla? Desde la agricultura, cadena de suministro, distribución, son gastos de los que muchas veces no somos conscientes." - Belem Escamilla, fundadora de la marca Maranta (una línea de cosmética zero waste) y profesora de ecología en la Universidad Anáhuac


Además, la moda rápida ha cambiado la forma en la que se consume y se produce la ropa a nivel mundial. Según un artículo publicado en How Much (2019), el 59.8% de las exportaciones globales de vestimenta salieron de países asiáticos. De estos, China es el principal productor con 158 billones de dólares, seguido por Bangladesh con 33 billones y en sexto lugar India con 17 billones, siendo estos 3 países los principales involucrados en la industria del fast fashion.

Su única característica no es el bajo costo, sino su accesibilidad, puesto que todos pueden obtenerlo desde cualquier parte del mundo. El problema de esta industria recae en lo poco sostenible que es y la sistemática violación de derechos que se produce en sus operarios, puesto que, para fabricar una mayor cantidad de ropa a precios muy bajos, se hacen necesarios millones de trabajadores que son vulnerables y explotados, aprovechándose de sus necesidades económicas.

Nuestra elección también tiene un impacto
Créditos: Pexels


Según el informe Global Slaveey Index de Walk Free Foundation (2018), las fábricas de textiles son una de las fuentes más comunes de esclavitud en los últimos años. La ropa dentro del fast fashion es producida por las personas más pobres y vulnerables del mundo, convirtiendo a estos trabajadores en víctimas de la denominada esclavitud moderna. Aunque pareciera que esta práctica se encuentra erradicada, en la industria textil sigue siendo una realidad.


Es claro que la sociedad participa activamente en esta cultura. Tan solo en México, según Statista, el 52% de la población compra ropa en un rango de 2-5 meses. Estos lapsos muestran una preocupación importante. ¿Qué podemos hacer al respecto? A la hora de preguntarle a la bióloga Belem Escamilla, dio la siguiente respuesta:

"No tratar de pertenecer ni participar en este mundo consumista. Cuestionarme si realmente lo necesito, para qué lo quiero. No es que no debamos qué comprar, es comprar lo que pueda intercalar y combinar."

Hay una técnica en moda que implica 10 prendas de colores neutrales que puedan combinarse, al hacer estas combinaciones tienes diferentes outfits para diferentes eventos. Si empezamos a hacer esto, podríamos intercambiar ropa con familiares, escuelas y nos quitamos la pena de rentar, pedir prestado, intercambiar, etc. para cierto evento, para no estar gastando.

¿Qué harás tú como parte del entorno?
Créditos: Pexels


Muchas veces compramos ropa específica para ir a cierto evento y luego no la usamos. No pasa nada por intercambiar, no tenemos que usar todo nuevo. No está mal comprar, pero es comprar lo necesario para intercalar y combinar y tener diferentes formas de verte.


El problema sigue acrecentando cada año, por lo que dejar de promover una cultura que tiene detrás consecuencias ambientales y sociales tan graves obliga a cambiar de mentalidad. Es mejor comprar menos ropa y de mejor calidad, optar por opciones de segunda mano, así como reciclar o donar la ropa que no usemos, y comentar este problema en nuestros círculos cercanos… Pero ¿qué decides tú? ¿Estar en tendencia o hacer conciencia?

Por:

Marco A. Macías 

Lic. Comunicación
Universidad Anáhuac 

Instagram: @marcoadml

Rebeca Martínez 

Lic. Comunicación
Universidad Anáhuac

Instagram: @rebeeemtz

Carlotta de Pompeis 

Lic. Comunicación
Universidad Anáhuac

Instagram: @btsofcarlotta

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