La inteligencia artificial nuevamente viene a sorprender a las personas y a aquellos que se adentran en ella. Es por ello que en la siguiente nota he realizado el ejercicio de consultar a la IA cómo sería una invasión zombie en México, un viernes 13.
El resultado que nos ha dado es sorprendente, con una mezcla de aspectos geográficos y geopolíticos que sorprenden y que podrían, fácilmente, convertirse en un guion de terror.
Historia de terror
En un viernes 13 de octubre, las calles de la Ciudad de México amanecieron bajo un cielo nublado y cargado de misterio. Las leyendas urbanas se mezclaban con la superstición popular mientras el tráfico caótico de la ciudad ya presentía un día inusual.
Las noticias del mundo siempre mencionaron a México como un punto geopolítico de gran importancia debido a su proximidad a los Estados Unidos, y en esa fatídica mañana, la geopolítica desencadenaría un evento insólito.
El amanecer se tiñó de rojo y, en lugar del bullicio habitual, el silencio reinó en las calles. El Zócalo, el corazón de la ciudad, se llenó de una multitud misteriosa que se movía lentamente. No eran manifestantes ni turistas, sino seres cuyos rostros demacrados y ropas desgarradas desafiaban la lógica. La pesadilla que todos temían se había hecho realidad: una invasión zombie se había desatado en México.
El Ángel de la Independencia, símbolo de la nación, se erguía majestuoso mientras la ciudad descendía al caos. Las escenas de película de terror se volvieron realidad mientras los no muertos avanzaban por el Paseo de la Reforma. La geografía de la ciudad proporcionaba escondites en cada esquina, pero la amenaza era inminente.
La Ciudad de México, con su intrincada red de calles y avenidas, se convirtió en un laberinto mortal. La Zona Rosa, conocida por su vida nocturna, se oscureció aún más mientras los bares y restaurantes cerraban sus puertas aterrados. La Basílica de Guadalupe, el santuario más visitado del mundo, se convirtió en un refugio improvisado para aquellos que huían de la horda de muertos vivientes.
Mientras tanto, el tema de la geopolítica tomaba un giro oscuro. Los gobiernos vecinos observaban con inquietud la situación en México, temiendo la propagación de esta pesadilla a nivel global. La cercanía de México a los Estados Unidos generaba preocupación, y se establecieron protocolos de emergencia para prevenir que los no muertos cruzaran la frontera.
En medio de la tragedia, se forjaron historias de valentía y solidaridad. Mexicanos de todas las clases sociales se unieron para sobrevivir y proteger su tierra. Las calles se convirtieron en campos de batalla, y la lucha contra los zombis unió a la nación.
México, un país de historia rica y cultura vibrante, enfrentaba una invasión que desafiaba su espíritu resiliente. La geografía única de la nación proporcionaba lugares de refugio, pero también desafíos logísticos en esta pesadilla sin precedentes. En un viernes 13 de octubre, México vivió su propia historia de supervivencia contra una amenaza que desafió no solo su geografía, sino también su determinación como nación.
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