Eric Harris y Dylan Klebold eran estudiantes poco usuales y con gustos maquiavélicos que hacían visibles ante sus familiares e incluso ante la policía sin que nadie pusiera un alto.
Si alguien se hubiera dado cuenta de estas señales, quizá la masacre del 20 de abril de 1999 en la Escuela Preparatoria de Columbine en Colorado hubiera podido evitarse y 12 estudiantes continuarán con vida.
Masacre en Columbine
La masacre en Columbine fue calificada por el diario USA Today como un ataque suicida planeado como un gran bombardeo terrorista, pues fue un plan estratégico para causar terror entre los estudiantes y al mismo tiempo confundir a los cuerpos de emergencia, ya que el ataque involucró 99 artefactos explosivos.
El peor episodio de esta masacre ocurrió en la biblioteca, donde se encontraban resguardados 52 estudiantes, dos profesores y dos bibliotecarios, pues muchas de las víctimas fatales estuvieron en este lugar.
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Respecto a los motivos de Eric y Dylan nunca se supo a ciencia cierta qué los motivó a crear ese horrible episodio, aunque algunas de las investigaciones policiales apuntaron a que el ataque pudo prevenirse, ya que los jóvenes dieron tres señales de alerta que nadie atendió:
1 Tener un diario con detalles explícitos
La primera señal se encontró en los diarios personales de los perpetradores, donde escribieron su deseo por crear una masacre que fuera peor que el Atentado de Oklahoma City y otros incidentes mortales que sucedieron en Estados Unidos durante la década de los noventa. Incluso, Harris también manifestó su deseo por estrellar aviones contra el Empire State o las Torres Gemelas, pensamiento que se materializó pocos años después en los ataques del 11S.
2 Contar con antecedentes penales
Antes de cometer la masacre, ambos fueron detenidos por la policía por intentar robar una furgoneta, aunque su condena sólo abarcó a realizar un curso de control de la ira.
3 Dar a conocer sus deseos criminales
Klebold entregó un ensayo en el que explicaba cómo un hombre asesinaba a nueve estudiantes con pistolas automáticas. Por su parte, Harris, comentó en una ocasión a sus compañeros de clase que era tan fácil entrar con un arma cargada a la escuela como llevar una calculadora.
Sin embargo, estas no fueron las únicas señales de alerta que nadie atendió sobre los asesinos de la masacre en Columbine, pues entre las actividades cotidianas de este par de jóvenes se encontraba practicar tiro con las armas que adquirieron con ayuda de una amiga mayor de edad e incluso grabaron vídeos advirtiendo de su atentado y burlándose de sus víctimas.
Antes de cometer la masacre, estos criminales dejaron muchas señales de alerta, pero nadie les prestó la suficiente atención cuando comenzaron a tener un comportamiento fuera de lo usual.
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