Sus conocidos lo describen o lo describían hasta antes de terminar internado en la sala 3 del Cereso de Chihuahua, como una persona con mucha labia que aprovechaba cualquier ocasión para presumir sus lujosas pertenencias como su Camaro, su Challenger, una Hummer y una Suburban que formaban parte de los autos lujosos con un valor de dos millones de pesos que permanecían estacionados en su garage.
Algo curioso, puesto que no ostentaba más que solo un puesto como enfermero auxiliar en un hospital público de Chihuahua con un salario que difícilmente pudiera haberle alcanzado para pagar alguno de esos vehículos.
La ambición de Jorge
Jorge se comportaba como una persona amable, amigable y con facilidad de palabra, por lo que ganaba fácilmente la confianza entre sus compañeros, lo que le dio la posibilidad de tener más víctimas.
La historia comenzó en 2012, cuando Jorge entró a trabajar a un hospital público y al poco tiempo comenzó a prosperar económicamente de manera muy visible. Lejos de amar su profesión, su negocio consistía en cobrar por la venta de plazas para servidores públicos y en vender órganos como riñones a pacientes desesperados que llevaban años en espera de un donador.
Negocio millonario
Según los rumores, Jorge era capaz de dejar morir a un paciente sano en una operación sencilla con tal de vender su riñón en 500 mil pesos, fue así como ganó su apodo de “el enfermero de la muerte”.
Jorge continuó con sus oscuros negocios hasta 2017, cuando ya no pudo cumplir con las plazas que le había prometido a varias personas, así comenzó la negra historia de Jorge que culminó con una condena por 300 años.