Parque Nacional Bahía de Glaciares, Estados Unidos
A lo largo de más de un millón 340 mil hectáreas, el Parque Nacional Bahía de Glaciares, ubicado en el Pasaje Interior de Alaska, alberga montañas sobrecogedoras; fiordos inmaculados, y litorales en donde el agua, el bosque y las rocas se encuentran con el hielo milenario. Accesible únicamente en barco o por aire, admite un número reducido de cruceros al día.
El Pantanal, Brasil
El humedal más grande en el planeta –situado, en su mayoría, en los estados de Mato Grosso do Sul y Mato Grosso– es, sin duda, uno de los mejores destinos para observar a la naturaleza en libertad. Casa para 325 especies de peces; 159, de mamíferos; 656, de aves; 53 de anfibios, y 98 variedades de reptiles, presume también una colección de fincas y granjas abiertas para alojar huéspedes.
Tristan da Cunha
Ubicado en el Atlántico Sur, a medio camino entre las costas brasileñas y las angolanas, y a más de 2,400 kilómetros de la masa continental más cercana, es considerada la isla más remota en el planeta. Únicamente, 264 personas habitan el archipiélago en donde los viajeros podrán observar ballenas, delfines, pingüinos y una gran diversidad de aves marinas.
Isla de Skye, Escocia
Ante la costa noroeste de Escocia y conectada a las Tierras Altas por un puente, la historia de la isla de Skye –la más grande de las islas Hébridas interiores– reúne todo, de fósiles de dinosaurios al recuerdo de las batallas entre los clanes que compartieron la isla y cuyos castillos siguen recibiendo visitantes el día de hoy.
Longyearbyen, Noruega
Parte del archipiélago de Svalbard, alcanzable con un vuelo de tres horas desde Oslo, la comunidad más septentrional en el planeta que presume una población permanente superior a los mil habitantes, es el punto de partida perfecto para practicar actividades como kayaking y senderismo (en verano) en uno de los sitios más remotos en el planeta.
Isla Socotra, Yemen
Conocida como la “isla alienígena” gracias a los fantásticos árboles dragón, nativos de esta tierra, que dibujan un paisaje decididamente “extraterrestre” sobre la piedra caliza que, se cree, alguna vez estuvo bajo el océano, la isla, ubicada en el mar Arábigo, 380 kilómetros al sur de las regiones continentales de Yemen, atrae a visitantes de todo el mundo con su irresistible combinación de flora y fauna endémica.
Kaokoland, Namibia
Atravesado por cadenas montañosas como las Etendeka, Tonnesen, Hartmann y Baynes, y otras maravillas naturales, como el río Kuene, que separa a Namibia de Angola, y las cataratas Epupa, es accesible, únicamente, con vehículos 4x4. Aquí los viajeros entrarán en contacto con espacios naturales apenas visitados y con la comunidad Himba que habita la región.
Desierto del Gobi, Mongolia
El desierto más grande de Asia y el sexto en mayor extensión en el planeta esconde tesoros naturales reservados para los viajeros más aventureros: de las dunas de Khongor, que pueden alcanzar 800 metros de altura; cañones, como el Yoliin Am y su envidiable biodiversidad, y algunos de los atardeceres más deslumbrantes que el continente tiene que ofrecer.
Niue
Una de las naciones independientes más pequeñas en el mundo, la pequeña isla de Niue –en el centro del triángulo formado por Samoa, Tonga y las islas Cook– es un paraíso listo para explorarse como si fuéramos las primeras personas en visitarlo. Lo ideal es rentar un auto y visitar sus playas solitarias y sumergirnos en sus aguas para bucear a lo largo de una de las barreras de coral más sorprendentes del planeta.
Antártida
El continente helado sigue atrayendo a viajeros con la promesa de grandes extensiones de tierra inexplorada y aventuras para adentrarse en algunos de los paisajes más inhóspitos en el mundo. Los cruceros permiten visitar sitios remotos como la isla de la Decepción, famosa por su centro de investigación y la estación ballenera abandonada.
POR DOMINGO ÁLVAREZ
MAAZ