Dos personajes totalmente opuestos para la mente de los mexicanos. Por un lado, tenemos a un comediante que traspasó fronteras. El otro extremo, una persona con una historia muy polémica en la política nacional.
Hablar de Roberto Gómez Bolaños, nos transmite de inmediato a sus dos personajes más famosos. El Chavo del Ocho y El Chapulín Colorado, quienes no solo cautivaron al público mexicano, sino podríamos decir que a toda la región de habla hispana. Incluso algunos críticos señalan que sus mejores momentos se dieron en Sudamérica.
Por su parte Gustavo Díaz Ordaz tuvo una carrera política destacada en México. Abogado de profesión y graduado de la carrera de derecho en 1937 por parte de la Universidad de Puebla. Se desempeñó como diputado y senador en la década de los 40.
Posteriormente pasó a ser funcionario de la Secretaría de Gobernación. Durante su gestión se le reconoce resolver la huelga de los trabajadores de 1958 y participar en una Reforma Electoral que permitió más partidos de oposición en la Cámara de Diputados de 1963. Fue nominado por el PRI para la presidencia de la República, cargo que ocupó de 1964 a 1970. Sin embargo, su paso como presidente es recordado por la matanza de 1968 ocurrida en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
Una relación de familia
La mamá de Roberto Gómez Bolaños era prima del expresidente. Su nombre completo era Gustavo Díaz Ordaz Bolaños. De hecho, alguna vez se le preguntó a Chespirito, para él quién había sido el mejor presidente, a lo que respondió sin titubear:
“Gustavo Díaz Ordaz, en algunas cosas y no porque haya sido mi tío, a quien nadie quería. Antes del 68 fue el mejor presidente si vemos los números de la inflación que tuvo México en esos años”. Apuntó.
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