Cuando Nicolás Alvarado era niño, el objetivo en su casa era poner el árbol de Navidad más alto posible. Su abuela ponía cada año el árbol más grande y más gordo imaginable.
Por lo que el escritor llegó a pensar alguna vez que su abuela, quien vivió en Nueva York cuando era joven, debió haber grande trabajado en Rockefeller Center poniendo el árbol y nunca se lo dijo. Entonces tenía esa impronta de poner un árbol que fuera verdaderamente elefantástico.
CONOCE esta y otras complejidades de estas fechas decembrinas en el nuevo episodio de La pinche complejidad.
El árbol de Navidad
Cuando era niño, el escritor vivió en una vieja casona en la colonia Polanco de la Ciudad de México que tenía un techo de triple altura, entonces, el objetivo del árbol cada año, era que la estrella, que se coloca en la punta del árbol de Navidad tocara el techo, si la estrella no tocaba el techo, el árbol estaba reprobado.
Caos navideño
Los preparativos para Navidad en la casa de Nicolás eran realizados a manos de su abuela, y comenzaban más o menos desde el mes de octubre. Tenía más o menos calendario de tienda departamental, eran interrumpidos solo por frecuentes visitas al gastroenterólogo, porque desarrollaba gastritís lindante con la úlcera, a partir de todo el trabajo que suponía preparar la cena navideña.
Todo octubre, todo noviembre y hasta el 24 de diciembre se la pasaba quejándose y diciendo que esa era la última cena de Navidad que organizaba, porque ella no estaba a dispuesta a pasar un año más.
Hay un dato que vale precisar, es que la familia de Nicolás no es religiosa y no celebra el nacimiento de Jesús, así es la pinche complejidad de la temporada navideña.
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