El telescopio espacial de la NASA James Webb ofreció una imagen inédita de los icónicos Pilares de la Creación, una región de aspecto fantasmagórico donde se forman nuevas estrellas dentro de densas nubes de gas y polvo y de la que ahora llega una visión mucho más nítida.
Esta nueva fotografía, según dijo la agencia estadounidense en un comunicado, "ayudará a los investigadores a renovar sus modelos de la formación estelar mediante la identificación de recuentos mucho más precisos de estrellas recién formadas".
Con el tiempo, añadió, "los científicos comenzarán a desarrollar una comprensión más clara de cómo las estrellas se forman y salen despedidas de estas nubes polvorientas en el transcurso de millones de años". Las tres columnas de esta formación están compuestas por gas y polvo interestelar fresco que a veces se ven semitransparentes en la luz del infrarrojo cercano.
Está a 6 mil 500 años luz de la Tierra
La NASA detalló que, aunque los pilares parecen arcos y columnas "que emergen de un paisaje desértico", están llenos de gas y polvo semitransparentes y en constante cambio. La imagen ubicada dentro de la gran Nebulosa del Águila, que se encuentra a 6 mil 500 años luz de distancia, tiene como protagonistas a las estrellas recién formadas. Son los orbes rojos brillantes que aparecen en la punta de uno de los pilares.
"Cuando se forman nudos con suficiente masa dentro de los pilares de gas y polvo, estos comienzan a colapsar bajo su propia gravedad, se calientan lentamente y por último forman nuevas estrellas", recalcó la NASA. A su vez, las líneas onduladas que parecen lava en los bordes de algunos pilares son eyecciones de estrellas que todavía se están formando dentro del gas y el polvo.
Los Pilares de la Creación fueron captados por primera vez en 1995 por el telescopio espacial Hubble, lanzado en abril de 1990 desde la base de Cabo Cañaveral (EEUU) a bordo del transbordador Discovery.
El James Webb, una maravilla moderna
El James Webb es una misión conjunta de la NASA con la agencia europea (ESA) y la canadiense (CSA) y fue lanzado en diciembre del año pasado desde la Guayana Francesa en Sudamérica. En enero alcanzó su posición de observación a 1,6 millones de kilómetros (1 millón de millas) de la Tierra.
La ubicación del Webb, conocida como Lagrange 2, fue minuciosamente escogida. Su posición permite que "la Tierra, el Sol y la Luna estén situados del mismo lado de su parasol, lo que le permite permanecer en la oscuridad y bajo un gran frío", explica Pierre Ferruit. De esta forma, el telescopio quedará a resguardo de cualquier perturbación, condición indispensable para su gran misión: rastrear el mundo invisible de los rayos infrarrojos, un espectro al que el Hubble no tiene acceso.
Es el mayor que se ha enviado al espacio, ofrece una vista inédita del universo a longitudes de onda del infrarrojo cercano y el infrarrojo medio y permitirá estudiar una gran variedad de objetos celestes, desde galaxias vecinas hasta los confines del universo más distante.
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Con información de EFE