La violencia de género sucede todos los días. De acuerdo con la Organización Mundial de las Naciones Unidas, al menos tres de cada cinco mujeres que murieron durante el 2017 fueron víctimas de feminicidio. Esto ha llevado a que este tema forme parte de la agenda mundial para varios colectivos, organizaciones civiles e inclusive el cine.
Sin embargo, pocos trabajos abordan de manera tan empática y conmovedora la historia de las personas que sufre estos delitos como lo hace la película "The lovely Bones" o también conocida como "Desde mi cielo". Si bien los documentales y la ficción han buscado darles voz a las víctimas, la mayoría de estas producciones tienen conclusiones que terminan en desesperanza o frustración.
Ejemplos de esto pueden ser "El caso de los Watts", cinta que narra la detención de un hombre que asesinó a su esposa y dos hijas en Estados Unidos. En este grupo también puede entrar "Las tres muertes de Marisela Escobedo", la cual se centra en mostrar la vida de una mujer que es asesinada después de perseguir durante años al asesino de su hija.
¿Por qué ver "Desde mi cielo"?
Esta película, basada en el libro de Alice Sebold, es dirigida por Peter Jackson, encargado de la trilogía de "El Señor de los anillos". A pesar de ser una historia que comienza con una situación sumamente triste, el realizador logra darle en ciertos momentos un toque de fantasía.
A su vez, esta novela tiene origen en el caso de Linda O’Keefe, una adolescente de 11 años de edad que fue secuestrada y asesinada en 1973. Su homicida no fue encontrado hasta 2018, luego de que una prueba de ADN permitiera relacionarlo con el caso.
Esta producción convierte al espectador en el testigo de los últimos momentos de vida de Susie Salmon, una niña de 14 años de edad que es abusada sexualmente y asesinada por su vecino. La película podría haber terminado ahí; sin embargo, la magia de esta entrega es que se muestran las reflexiones que tiene la víctima al ver la vida de su agresor y familiares a lo largo de los años.
Además de esto, se trata el proceso de duelo que viven las personas cercanas al personaje interpretado por Saoirse Ronan (quien también protagonizó la película "Lady Bird" en 2017) y ella misma, pese a estar en otro plano existencial, el cual por cierto es retratado con maestría por medio de la aplicación de CGI.
Otra de las bondades de "The lovely Bones" es que habla con verosimilitud de este tipo de casos y no pretende complacer al público con un final meramente feliz, ya que su objetivo final es explicar el sufrimiento que vive la gente relacionada con los feminicidios, así como las huellas que dejan estos.
Pese a que dura dos horas con 15 minutos, aproximadamente, esta película disponible en Netflix es ágil y tiene muy pocas variaciones con respecto al libro publicado por Sebold en 2002. Si bien su final puede ser agridulce, da una conclusión que se siente real y con la cual es fácil empatizar.
Puro talento
Además de Peter Jackson, quien supo muy bien qué elementos resaltar de la obra impresa y descartó elementos que hubieran entorpecido la narrativa, la película cuenta con actuaciones de calidad por parte de tres figuras que se abrieron paso en Hollywood por la alta capacidad en sus interpretaciones.
Stanley Tucci interpreta a George Harvey, el amable vecino de una familia que resulta ser un depredador sexual con un sótano creado específicamente para violentar a niñas. La labor del actor lo hace irreconocible con relación a sus demás trabajos, ya que se convierte en un villano con todas sus letras. Los claroscuros de su personaje lo hacen además entrañable.
Mark Walberg demostró que no solamente puede actuar en cintas de acción con esta producción. Su papel como Jack Salmon, padre de la protagonista, cumple con lo que se espera y además es útil para transmitir la desesperación que siente un padre al perder a cualquiera de sus hijos.
Saoirse Ronan sostiene la película sin mayores contratiempos gracias a su ángel en la pantalla y su química con los demás personajes. Además de todo, la conjunción de Jackson y el guión sacan a relucir gran parte de su capacidad para demostrar la complejidad de sentimientos que puede atravesar una víctima de feminicidio, aún después de la muerte.