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Abuelito sorprende y motiva con FLOW rapero transporte público de Bogotá

Con su ingenio, Marlene Alfonso sube al transporte público de Bogotá, Colombia a compartir las rimas de su rap

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AMA. Sus rimas se volvieron tan relevantes, que la invitaron a in programa en la televisión colombiana. Foto: Especial

La rutina de viajar en transporte público pierde su tinte monótono cuando ella aborda el autobús. Lo atractivo en su presencia es el ingenio y su carisma, que desborda entre las rimas y el bit de una bocina que lleva colgada al hombro, implemento que resuena con percusiones y le dan pie a alguna historia inspirada en su propia vida y que provoca las sonrisas, el aplauso y la propina de los pasajeros que se trasladan en la capital colombiana de Bogotá.

“Poco a poco fui conformando estrofas y la gente me ayudaba. A la gente le parecía jocoso, como que le da risa, porque vienen aburridos o cansados y yo entro y los hago reír, les hago un poco de comedia que los desestresa”, explicó Marlene Alfonso, la rapera de 69 años de edad.

Hace unos años, Alfonso López le ponía ritmo a las estaciones del metro en su natal Caracas, Venezuela, pero ante la difícil situación socioeconómica, salió de su país para vivir en Colombia a continuar con su carrera como poeta urbana.

Con mucho flow y un apoteósico ingenio, Marlene dejó atrás su nombre para apodarse ‘Cyndy sin dientes’ y con un micrófono como su mejor arma, denuncia las adversidades sociales, pero también cuenta los capítulos de su vida.

“A mi me gusta mucho el rap porque me ayuda a mantenerme juvenil y alegre...porque todavía le queda jugo a esta naranja (risas) yo me considero una adolescente atrapada en el cuerpo de una abuela”, explicó la mujer, quien padece glaucoma.

Las adversidades no limitan su alegría y, con cubrebocas, aborda el transporte y deja volar la creatividad.

“Este rap se lo dedico a toda mi gente. Que Dios bendiga al publico presente. Yo soy Cindy, Cindy sin dientes, la que alegra el ambiente, soy consciente, presente, ¡valiente!”, enuncia mientras baila al paso de la música y recibe el aplauso, el cariño y la propina de los bogotanos.