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La Guerra que nadie Quiere

La guerra comercial comienza a dibujarse cuando se radicalizan las posiciones, cuando se anuncia la cancelación de las pláticas acordadas entre las partes

La Guerra que nadie Quiere
Marco Adame / Poliedro / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Nadie asume la fatalidad de una guerra comercial, las declaraciones de voceros y analistas abundan en eufemismos, pero lo cierto es que ya se oyen los tambores de la guerra que nadie quiere. Quizá porque, en el fondo, todos saben cómo comienza una guerra y nadie cómo termina; y son conscientes que, en la guerra, todos perdemos.

La guerra comercial comienza a dibujarse cuando se radicalizan las posiciones, cuando se anuncia la cancelación de las pláticas acordadas entre las partes, cuando se rompe el diálogo y la escalada de aranceles recíprocos se convierte en la moneda de cambio para demostrar la fuerza de los negociadores. La guerra surge cuando fracasa la política.

El premio Nobel de economía, Paul Krugman, estima que estamos viviendo el shock mercantil más grande de la historia. Los especialistas financieros consideran que la caída de las bolsas en todo el mundo, tienen el peor comportamiento de un inicio de mandato en los Estados Unidos.

Pese a todo, el presidente Trump llama a los estadounidenses a “no ser débiles ni estúpidos, a soportar las reacciones con fuerza, valentía y paciencia… en espera de la riqueza que llegará en abundancia”. Al mismo tiempo, Trump amenaza con doblar la apuesta arancelaria contra China.

Por lo pronto, China ha alcanzado un acuerdo con Japón y Corea del Sur, las tres potencias más poderosas del bloque asiático denominado RCEP, el acuerdo de cooperación regional que representa el 28% del comercio mundial y el 30% del PIB global. Xi Jinping ha anunciado, a través de sus voceros, mantener tarifas recíprocas y defender la soberanía palestina en la franja Gaza.

En tanto, la Comisión Europea analiza con lentitud las medidas a tomar ante la política arancelaria y continúa el acercamiento de Estados Unidos con Rusia, así como la presión sobre Ucrania, con la consiguiente prolongación del conflicto. Algunos piensan que es la jugada maestra de Trump, para presionar a China y romper el eje Pekín-Moscú-Teherán, que amenaza sus intereses globales.

México y Canadá están temporalmente protegidos por el TMEC y hacen gestiones para evitar aranceles al acero y al aluminio. Lo cierto es que la tendencia es avasalladora y se aproxima la renegociación del tratado comercial, con nuevas exigencias de los Estados Unidos.

El impacto de la política arancelaria presupone la conformación de un nuevo orden geopolítico. La duda es si la fuerza de los Estados Unidos será suficiente para configurarlo y, si al mismo tiempo, evitará caer en recesión económica. Larry Fink, de Black Rock, la mayor gestora de activos del mundo, da a conocer que “los CEOs de las empresas con los que platico, ya advierten una recesión”. Y las calificadoras abogan por que esta situación no se prolongue, de otra manera, será muy difícil revertirla.

En medio de esta guerra, nuestro país está obligado a una negociación en la línea final, pese a que se han reducido las expectativas de crecimiento a 1.3%, por ahora no hemos respondido con aranceles recíprocos y nos pertrechamos en el TMEC. Dependemos de la estabilidad económica y política internacional y de nuestro mercado interno, es momento de fortalecerlo.

POR MARCO ADAME CASTILLO
Analista y Consultor Político

MAAZ

 

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