La definición de Interméstico es una relación internacional que tiene impactos internos, o domésticos.
Y pocas relaciones en el mundo son más intermésticas que la existente entre México y Estados Unidos –o en justicia, entre Estados Unidos y Canadá–, aunque la atención de los dos gobiernos se concentre sobre todo en sus respectivos partidarios.
El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum enfrenta una difícil situación internacional y presiones de su principal socioeconómico mientras de acuerdo con diversos análisis, atraviesa una complicada situación interna creada en gran parte por problemas heredados, de la economía y las relaciones exteriores a la seguridad y el medio ambiente, y limitaciones políticas simbolizadas por el peso de la presencia de su predecesor y amigo, Andrés Manuel López Obrador, a través de leales que dicen cuidar los compromisos asumidos durante ese régimen.
Los grandes titulares se refieren a la relación con el gobierno de Donald Trump, que prácticamente busca desmontar acuerdos que, en su opinión, ponen a su país en desventaja. Y no importa si son comerciales, como el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) o de defensa mutua, como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La continuidad del T-MEC y la relación comercial con Estados Unidos son, sin embargo, de la mayor importancia para el gobierno mexicano, cuyos planes de desarrollo se basan en ellos, al menos para el futuro próximo.
Para tratar de mantener al menos la mayor parte de un acuerdo rebasado ya por la unilateralidad estadounidense, el gobierno de la presidente Sheinbaum aceptó reforzar la colaboración de seguridad, que incluye el combate al narcotráfico, limitaciones al paso de presuntos migrantes o peticionarios de asilo, y en ese marco aceptar apoyos estadounidenses que incluyen información de inteligencia derivada de intercepciones telefónicas y sobrevuelo de aviones o "drones" de espionaje.
Esa cooperación ha asumido tal importancia que el actual Secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch, es por ahora al menos el principal interlocutor mexicano en la relación bilateral, en vez de los Secretarios de Economía, Marcelo Ebrard o de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente. Uno tiene a su cargo la negociación de aranceles y comercio, el otro de migración.
Ciertamente, es una visión extremadamente pragmática, sobre todo, ante lo que parece una muy desordenada, pero también muy nacionalista formulación de la política exterior planteada por el presidente Trump, sobre una línea básica de proteccionismo comercial.
Por lo pronto, ante la incertidumbre creada por Trump, un creciente número de economistas vaticina que el país enfrentará una caída, si no una recesión económica, en un futuro inmediato.
El hecho es que la relación entre los dos países es interméstica, y la seguridad nacional estadounidense depende de la de México, aunque no al nivel que la mexicana de la estadounidense. ¿Ideal o bonito? No ¿pragmático y realista? Sí.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE
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