La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, puede haber demostrado cómo contrarrestar mejor las amenazas arancelarias de Donald Trump con un poco de adulación y diplomacia performativa. Pero se podría argumentar que el primer ministro de Ontario, Douglas Ford, ha mostrado otra forma de cautivarlo: igualando su mirada de perro alfa, haciéndole reflexionar sobre la posibilidad de un dolor político real y luego dándole una rama de olivo que le permite reducir la tensión sin tener que admitir su debilidad".
El señalamiento de Andrew Egger, que cubra la Casa Blanca para el diario cibernético conservador The Bulwark (El Baluarte) describió así lo que fue un día raro en más de un sentido en el marco de una guerra comercial tan rara como absurda.
El presidente Trump, que se presenta como partidario de aranceles como forma de "equilibrar" términos de comercio internacional que él considera injustos para Estados Unidos, inició las "hostilidades" desde que llegó el 20 de enero, pero al parecer, de repente, se dio cuenta de que habría respuestas dolorosas.
Cuando llegó al poder, Trump anunció que impondría tarifas de 25 por ciento a importaciones desde Canadá y México, con los que tiene un Tratado comercial, el acuerdo México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), que él mismo demandó y firmó en 2018, y tras posponerlos en febrero y ante la airada respuesta de un Canadá que se siente traicionado en más de un sentido, amenazó con duplicar las tarifas punitivas contra las exportaciones de ese país.
La respuesta canadiense, que estaba en medio de una crisis política, corrió a cargo de Ford, primer ministro de la provincia de Ontario –la mayor del país– que de entrada anunció que su gobierno ya no compraría licores estadounidenses (en Canadá los gobiernos provinciales se encargan del negocio de importación y distribución de bebidas alcohólicas) y luego un sobreprecio de 25% a la electricidad que exporta a más de un millón de consumidores en estados del noreste de los EU, incluso Nueva York y Maine.
La preocupación estadounidense fue inmediata y el Secretario de Comercio Howard Lutnik se comunicó con Ford y la amenaza de encarecer la electricidad fue eliminada junto con 25% extra en las exportaciones canadienses de acero y aluminio, aunque no evitaron la entrada en vigor de los aranceles originales de 25%.
Los europeos, a su vez, impusieron tarifas a 28 mil millones de dólares de exportaciones estadounidenses, que Trump correspondió ayer con anuncios de aranceles hasta de 200 por ciento a determinadas exportaciones europeas.
Pero lo más interesante es el lamento de Trump. "¿Pueden ustedes imaginar a Canadá yendo tan bajo como para usar electricidad, que tanto afecta la vida de gente inocente, como ficha de cambio y amenaza?".
Suena como las denuncias del presidente Vladimir Putin sobre los bombardeos ucranianos contra territorio ruso. Yo puedo, tú no debes.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
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@CARRENOJOSE
MAAZ