Columna invitada

El Segundo Imperio [II]

El archiduque Maximiliano lo escuchaba con atención y dio respuesta, entre otras palabras contesta “Estoy vivamente reconocido al voto de la Asamblea de Notables de México

El Segundo Imperio [II]
Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

El 3 de octubre de 1863, José María Gutiérrez de Estada, antiguo Ministro de Negocios Extranjeros y encargado de ofrecer a nombre de La Junta de Notables el imperio de México al Archiduque Fernando Maximiliano. Gutiérrez de Estrada, le manifiesta a Maximiliano de Habsburgo en el Castillo de Miramar a Maximiliano, “La nación mexicana, restituida apenas a su libertad por la benéfica influencia de un monarca poderoso, y magnánimos, nos envía a presentarnos a Vuestra Alteza Imperial, centro hoy día de sus votos más puros y sus más halagüeñas esperanzas”.

Y agrega “No hablaremos, Señor, de nuestras tribulaciones y nuestros infortunios, de todos conocidos, al punto de haberse hecho para tantos el nombre de México, sinónimo de desolación y de ruina”.

El archiduque Maximiliano lo escuchaba con atención y dio respuesta, entre otras palabras contesta “Estoy vivamente reconocido al voto de la Asamblea de Notables de México en su sesión del 10 de julio, que tenéis el encargo de comunicarme …Es bien lisonjero para nuestra dinastía que vuestros compatriotas hayan vuelto sus ojos hacia la descendencia de Carlos Quinto, desde el punto en que la palabra monarquía se pronunció en vuestro país”.

El marco histórico de lo anterior se remonta a mes de abril de 1862, el general francés Carlos Fernando Latrille, conde de Lorencez, le escribe al ministro francés “…tenemos ante los mexicanos tal superioridad de raza, de organización, de disciplina, de moral y de elevación de sentimientos, que ruego a vuestra Excelencia decir al emperador que ya, desde ahora a la cabeza de sus 6000 soldados soy dueño de México”.

Sin embargo, la realidad fue otra, el general Ignacio Zaragoza, le informó el 9 de mayo del año antes citado, al presidente de la República, Benito Juárez, “Las armas nacionales…se han cubierto de gloría y por ello felicito al Primer Magistrado de la República por el digno conducto de usted …que en ni un solo momento volvió la espada al enemigo el Ejército Mexicano, durante la larga lucha que sostuvo”.

El telón de fondo de la Batalla del 5 de mayo de 1862, fue la suspensión de pagos de la deuda externa a Francia, España y Gran Bretaña, por el presidente Benito Juárez el 17 de julio de 1861, “…quedando suspensos por término de dos años todos los pagos, incluso el de las asignaciones destinadas para la deuda contraída en Londres y para las Convenciones extranjeras”.

Por su parte el presidente Benito Juárez, señaló en diciembre del mismo año, “Vencedores del 5 de mayo, defensores de toda la independencia nacional: un enemigo injusto nos trae la guerra y avanza ya sobre nosotros…”.

Agrega Juárez García, “Porque nos cree débiles y degradados; aprestaos al combate y probad al orgullo invasor que México vive, que México no sucumbirá al capricho de ningún poderoso, porque defiende la causa de la justicia, de la civilización y de la humanidad y porque cuenta con hijos leales y valientes como vosotros”.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ

 

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