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Pigmalión, Trump y las drogas

El mito de Pigmalión puede explicar el inicio del segundo cuatrienio del presidente de Estados Unidos y su –para él– hermosa escultura que no se llama Galatea sino MAGA

Pigmalión, Trump y las drogas
Eduardo R. Huchim / Omnia / Opinión El Heraldo de México Foto: EL Heraldo de México

Pigmalión, rey de Chipre, buscaba a una mujer perfecta para desposarla, pero no la encontraba. Decide entonces permanecer célibe y se dedica a esculpir obras cada vez más hermosas. Una de sus esculturas femeninas lo seduce, se enamora de ella y se deprime -como ocurre en la ficción y en la vida real- ante el amor imposible.

Una noche el rey sueña que la estatua cobra vida y, al despertar, se entristece ante la frustrante realidad. La diosa Afrodita se enternece al enterarse del caso del artista seducido por su propia obra y le anuncia a Pigmalión: “Mereces la felicidad, esa que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que buscabas…” Y, Galatea, la escultura, encarna en mujer.

El mito de Pigmalión puede explicar el inicio del segundo cuatrienio de Donald Trump y su -para él- hermosa escultura que no se llama Galatea sino MAGA (Make America Great Again), un imperio integrado por pretensiones territoriales al norte de la frontera estadounidense, por la intención de someter a sus vecinos geográficos mediante amenazas de aranceles, una guerra declarada contra millones de migrantes… Mentiras, despropósitos, desmesuras, bravatas, discursos de odio, incumplimiento de compromisos políticos y comerciales pavimentan el tortuoso camino del sueño imperial.

Sólo que no hay -ni habrá- una diosa Afrodita que vivifique su sueño. Así lo sugiere un caótico primer mes en la Casa Blanca, desde donde Trump empezó a esculpir -o eso cree- su amada MAGA. Las agresiones a sus dos socios fronterizos, el pleito con Europa, los miles de empleados federales despedidos, los migrantes que son expulsados, las tropelías de DOGE con Elon Musk al frente (el gallinero encargado al zorro), la inquietud de los mercados, la propagación de usos y horizontes neonazis, la agresividad con China, la extorsión a Zelensky… una serie de disparatados úkases, hechos y comentarios sin sustento que podrían estar alineando en su contra a gran parte del mundo.

Sin embargo, en un rapto de cordura, infrecuente en su vertiginoso primer mes, Trump anunció algo sensato que hace mucho debió emprender su país: una intensa campaña de difusión contra el consumo de drogas, sugerida por Claudia Sheinbaum y que es deseable incluya programas de rehabilitación.

Otras medidas sensatas podrían ser quitarle al narcotráfico mucho o algo de su principal arma, que no es de fuego, sino el conjunto de grandes fortunas que presuntamente son lavadas en las instituciones bancarias, financieras y bursátiles de la Unión Americana

Trump y su gabinete quieren combatir al narco con medidas escandalosas como la “designación” de terrorismo adjudicado a los cárteles, pero una batalla más eficaz serían la prevención y rehabilitación señaladas, complementadas con la persecución a los narcotraficantes estadounidenses y al masivo contrabando de armas a México por parte de empresas convertidas ahora en cómplices de “terroristas”, por proveerles de armamento.

ELOGIOS Y ARANCELES

Las contradicciones del presidente Trump respecto a México quedan evidenciadas con su reconocimiento expreso a la presidenta Claudia Sheinbaum, a quien colma de elogios por haberle sugerido la campaña preventiva contra el consumo del fentanilo y otras drogas, pero anuncia también que los pausados aranceles contra México siempre sí se aplicarán.

Es decir, no se toman en cuenta los esfuerzos del gobierno mexicano contra el narcotráfico, evidenciados con detenciones de capos, decomiso de grandes volúmenes de drogas y la destrucción continua de laboratorios clandestinos donde se producen los estupefacientes que ya no se venderán en las calles estadounidenses.

Por supuesto, la droga seguirá llegando al demandante mercado de EU, si no de México, sí de otros países. No es fácil que la ley de la oferta y la demanda deje de cumplirse fatalmente. Por ello la solución para atenuar el narcotráfico está más en intramuros de EU que en el extranjero.

Acciones señaladas ya en esta columna pueden frenar ciertamente el narcotráfico. Ahora bien, ¿se quiere acabar con el contrabando de drogas? La verdadera solución, radical y efectiva, es acabar con el prohibicionismo, emprender el camino de la regulación a la producción, transporte, comercio y consumo de drogas, de todas ellas. 

Sé que las buenas conciencias se escandalizan y suponen que tal cosa produciría una explosión de adictos. Es una preocupación infundada. Recuérdese que otras drogas como el alcohol y el tabaco no están prohibidas, aunque sí reguladas, pero la facilidad de adquirirlas no hace que todos seamos alcohólicos ni todos fumadores.

 

POR EDUARDO R. HUCHIM 

COLABORADOR

@EDUARDORHUCHIM

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