El gobierno de Jalisco, del emecista Pablo Lemus, tiene en sus manos imponer una sanción ejemplar al cuerpo de entrenadores de judo que atienden a niños y jóvenes en las instalaciones del instituto del deporte, conocido como Code. En los últimos días, la entrenadora Sara Cárdenas, quien también funge como presidenta de la Asociación de Judo local, fue vinculada a proceso por el delito de responsabilidad profesional y técnica, toda vez que la madre de un menor de edad la denunció, porque ella, junto con Axayácatl Germán Ortega y David García, bullearon a su hijo y ejercieron violencia sicológica.
Resulta que a estos entrenadores, como parte de su “metodología”, les parece correcto pedir a sus alumnos que golpeen a sus compañeros. En el caso de la señora Gabriela Martínez Ledezma, madre del menor, denunció que a su hijo lo quisieron obligar a pegarle a unas niñas.
Como se rehusó, este grupo de adultos lo atacaron durante meses con insultos machistas, con palabras como “maricón”, porque no quiso tener un comportamiento incorrecto.
De nada sirvió que Gabriela Martínez denunciara ante la autoridad del Code Jalisco. Su director, Fernando Ortega, designado cuando el gobernador era Enrique Alfaro, hizo caso omiso. Según la madre, el secretario particular de Ortega, Enoch Cruz López, la amenazó y rompió el documento donde obra la denuncia de hechos como acuse de recibo que presentó en la oficialía de partes.
Esta conducta no sorprende. A los políticos, a los funcionarios del deporte, les encanta presumir medallas, concretamente en Jalisco, que es el estado que manda en los Juegos Nacionales Conade (antes Olimpiada Nacional) y que sus resultados son, supuestamente, ejemplo de cómo trabajar y hacer bien las cosas. Pero también es una realidad que otros hechos vergonzosos han ocurrido en las instalaciones del Code y que, sin importar el partido que gobierna la entidad, han sido ocultados para no ensuciar su buena imagen.
En el Querétaro del panista Mauricio Kuri, la medallista olímpica Iridia Salazar, responsable del deporte, se ha hecho de la vista gorda con el entrenador de atletismo que lesionó gravemente a un adolescente de 15 años y que agredió sexualmente a otras tantas menores. Ni que decir del extitular del deporte en Sonora, Vicente Sagrestano, quien entregó a los reporteros las fotografías personales y privadas de una deportista desnuda. Se hacen llamar servidores públicos, pero algunos merecen el apelativo de inservidores.
POR BEATRIZ PEREYRA
COLABORADORA
Twitter: @beatrizapereyra
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