La presidente que ha pedido que se le diga presidenta, Claudia Sheinbaum, tiene razón cuando dijo que el Ejército Mexicano es diferente a los de gobiernos elitistas de otros países. Podríamos citar ejemplos en Latinoamérica que han cedido a la tentación de dictaduras desplazando a gobiernos civiles, así es el caso de la Venezuela de Hugo Chávez, cuyo origen se encuentra en el ejército elitista de Venezuela. Chávez se formó en la Academia Militar de Venezuela, ubicada en el Fuerte Tiuna en Caracas, Venezuela. La diferencia a la que se refiere la presidenta tiene mucho de fondo: en aquellos ejércitos golpistas, para empezar, los alumnos tienen que pagar una fianza al inscribirse que en algunos casos llega a más de diez y siete mil dólares, mientras que en México es una cifra simbólica que no llega a tres mil pesos. Esas fianzas se pierden si el alumno no soporta el rigor de la disciplina militar y decide salirse o desertar. En algunos países, las familias empeñan sus casas o propiedades para pagar la fianza y que su hijos ingresen a la carrera militar porque es de las primeras maneras de ascender en la escala social desde tiempos de la colonia en América y antes en Europa. Además de la carrera religiosa y la de las armas, antes de la evolución de las universidades, son una manera de ascender en la sociedad con prestigio y económicamente, motor de movilidad social antes del reconocimiento del cultivo de la cultura y los estudios universitarios.
Durante mucho tiempo para las familias fue motivo de orgullo y derrama económica contar entre sus miembros con un sacerdote, monja o militar, Daba prestigio y reconocimiento social; luego fue el magisterio. En México se volvió un ejemplo de evolución social y prestigio en las comunidades.
La actividad belicista que distingue a los ejércitos fue tradicional e históricamente encabezada por hombres, lo que se entiende por el carácter fuerte y violento de los hombres como parte de su naturaleza. Así, desde tiempos inmemorables, en las primeras comunidades eran los hombres los que debían proteger a sus familias, también es una característica generada de la evolución de la naturaleza. Los leones y los pavorreales machos son más vistosos y llamativos que las hembras, la razón es de supervivencia y de protección de su especie para acaparar la atención de sus depredadores y así, en caso de peligro o amenaza, permitir que las hembras huyan con las crías, no obstante que las hembras de los leones son más fuertes y poderosas en la lucha que los machos. En el México actual, el cambio de paradigmas y la equidad de género ha forzado también la concepción tradicional del concepto militar. Hoy el Ejército Mexicano cuenta entre sus filas con 45 mil 352 mujeres.
Acaso será que entre la especie humana se repite el fenómeno de la naturaleza como en las leonas, o la estamos forzando.
POR EDUARDO SADOT
PAL