Aniquilada totalmente quedó la meritocracia y la cultura del esfuerzo en las instituciones de nuestro país, con la consolidación del proyecto de la cuatroté y su segundo piso (aún en obra negra), que la sustituyó por una democrática pero mediocre cultura de la tómbola.
Empezó en 2017, con 37 candidaturas a diputados federales de Morena sometidas a ese método, de los cuales llegaron 10 al Congreso, entre ellos, estudiantes, vendedores de teléfonos, técnicos, secretarias, apicultores y de otras profesiones tan respetables como las mencionadas. Ninguno de ellos con experiencia legislativa.
Tras asumir el poder en 2018, el morenismo adoptó en 2021 la tómbola como su método madre para elegir aspirantes a legisladores federales y locales y presidentes municipales, con los resultados que todos padecemos ahora: una camada de levantadedos que ni siquiera se toman la molestia de leer las iniciativas que les ordenan votar a favor.
A partir de ahí, el tombolismo empezó a ganar terreno y la meritocracia prácticamente se extinguió, pues en las pasadas elecciones federales de 2024, incluso candidatos a senadores fueron producto de ese “azar”.
Con la Reforma Judicial, ordenada a sus legisladores, se desmanteló el Poder Judicial y se convocó a elecciones, el próximo 1 de junio, para ministros de la Suprema Corte, magistrados y jueces. En total se elegirán este año 881 cargos y, adivinó, los cuatro mil 224 candidatos finalistas son resultado de una tómbola.
Y ahí no se va a quedar la cosa, pues también este 2025 el régimen empezará a definir el futuro de los jóvenes de la CDMX y del Estado de México con ese sistema: eliminó el examen de la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems), que durante los últimos 30 años había organizado el ingreso al bachillerato por vías sustentadas en los méritos académicos y cognitivos.
Desechó el instrumento cuya metodología garantizaba el menor número de rechazados, y que además incluía las opciones de la UNAM (preparatorias y CCH) y del IPN (Cecyt y CET), las más demandadas por los egresados del nivel secundaria.
En 2024, por ejemplo, se inscribieron 250 mil aspirantes al examen del Comipems, de los cuales, 170 mil elegían planteles de la UNAM entre sus primeras opciones, y 32 mil a sedes del Politécnico Nacional.
En su lugar, impuso el llamado Espacio de Coordinación de la Educación Media Superior (ECOEMS), operado por la SEP, de Mario Delgado, que literalmente pondrá en una tómbola los nombres de los aspirantes y las sedes en las que cursarán su bachillerato.
La convocatoria ya se emitió, y sólo podrán elegir entre Colegio de Bachilleres, Conalep, DGB, DGETI, DGETAyCM y otras opciones poco demandadas en los entornos urbanos.
La UNAM y el IPN, volverán a aplicar por separado sus exámenes de admisión, con la consecuencia lógica de que crecerá exponencialmente el número de rechazados, como ocurrió en la década de los 80. Eso, debido a que ambas instituciones tienen capacidad de alrededor de 60 mil lugares.
Ah, pero tampoco es para rasgarse las vestiduras, pues con la tómbola maravillosa de Morena y la cuatroté, nuestros jóvenes rechazados podrán aspirar a ser alcaldes, diputados y hasta senadores. ¡Me canso, ganso!
POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN
RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@R_SANCHEZP
MAAZ