Los republicanos se opusieron en el Congreso de los Estados Unidos a la invasión de México; por su parte, los demócratas impulsaron declarar la guerra a México el 13 de mayo de 1846.
Doroteo Arango, conocido históricamente como Pancho Villa, invadió Columbus, Texas, el 9 de marzo de 1916, derrotando al Ejército de los Estados Unidos con sólo 600 combatientes. El General Piercing envió a 10 mil soldados para capturar “vivo o muerto” al Centauro del norte, condición que no ocurrió.
Estos dos eventos históricos, en contraste, dan un resultado de cuando menos 10 veces en las que México ha sido invadido por los Estados Unidos, la primera ocasión fue en 1806, estableciendo una base militar en lo que hoy es el estado de Colorado, entonces controlado aún por la colonia española.
En los primeros meses del año 1846, James Paulk, en su calidad de presidente de los Estados Unidos, envió tropas militares a las orillas del entonces llamado Río Grande (Bravo). El coronel Ethan Allen Hitchcock escribió: “parece como si el gobierno hubiera enviado una pequeña fuerza a propósito para provocar una guerra, para tener un pretexto para tomar California y la mayor parte de este país que quisiera”. El referido presidente convenció al Congreso con hechos falsos, donde se vertió la versión de una supuesta invasión donde se había derramado sangre estadounidense. Eso bastó para iniciar la guerra.
En 1848, el gobierno de Estados Unidos se apoderó de casi la mitad del territorio de México, correspondiendo a poco más de 525 mil millas cuadradas, es decir, los estados de Arizona, Utah, Nevada, California, parte de Nuevo México, Colorado y Wyoming. Había el plan de invadir también la península de Yucatán, y algunos demócratas de la época llegaron a plantear la anexión de México en su totalidad al territorio estadounidense.
Al concluir la guerra que comenzó en abril de 1846, nuestro país contaba con una nueva colonización, primordialmente económica; ahora las minas, los bancos, la industria ferrocarrilera eran estadounidenses, y otras incipientes industrias como la petrolera sentaba gigantescos intereses del vecino del norte y otros países. La crisis económica fue motivo del principio de las grandes migraciones que comenzaron del sur hacia el norte y no al revés. La historia de las intervenciones en nuestro país destaca primordialmente la de los Estados Unidos. La naturaleza colonizadora de nuestro principal socio comercial es genética, es interminable e implacable, no solamente contra nuestro país, sino contra cualquier nación que represente una oportunidad o una amenaza.
En nuestro caso, la población de origen mexicano en los Estados Unidos es la más numerosa dentro de las múltiples que lo habitan, y generan alrededor de 338 mil millones de dólares al año. En el último censo se calcula que son cerca de 40 millones de personas. Más allá de estas cifras, la actividad de los mexicanos nacidos en los Estados Unidos es amplia: participan en las fuerzas armadas con un papel muy destacado, en la política, en el sector empresarial de todos los niveles y ramos de la producción, convirtiéndose en la comunidad latina más influyente de dicho país.
La relación testimonial con los republicanos estadounidenses ha resultado mejor que con los demócratas, así lo señalan las estadísticas desde hace más de 200 años de relación diplomática, con sus intermitencias, por lo que la habilidad, el temple, la inteligencia y el oficio político serán los ingredientes para una mejor y mayor entendimiento diplomático con el gobierno que encabeza Donald Trump.
POR RICARDO PERALTA
COLABORADOR
@RICAR_PERALTA
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