La historia la escribe el vencedor y desde 1948, éste ha sido Israel. En consecuencia, el poder material, político y militar israelí se refleja en su propia narrativa que, a pesar de contener numerosas incoherencias y afirmaciones sin fundamento, ha suprimido tajantemente la de Palestina durante décadas. Esto es típico en situaciones asimétricas de poder, en las que la narrativa se utiliza para manipular la verdad y justificar la opresión.
El año 1948 es un hito en la historia moderna de Palestina, ya que precipitó dos realidades y relatos diametralmente opuestos: la catástrofe palestina (Nakba) y el establecimiento del Estado de Israel (independencia), y en cuya creación, las características ideológicas del sionismo se convirtieron en pilar fundacional y fuente de continuidad de la nación, volviéndose el principio rector del proyecto colonial de asentamiento que enmarcó las relaciones entre el Estado y la sociedad, con amplio consenso alrededor de la misión nacionalista y mesiánica de construir un área de exclusividad judía.
Un resumen del presente, no solo en el sentido de los horrores que se están infligiendo a Palestina ahora, sino del presente como parte de un pasado vivo, lo constituyen también la brutal represión tras la gran Revuelta Árabe de 1936-39; la Guerra de los Seis Días de 1967, el asedio de Beirut en 1982, y las masacres de Sabra y Shatila, las dos Intifadas, así como el incesante despliegue terrorista de Israel.
El próximo 7 de octubre se cumplirá 1 año del inicio del genocidio en la Franja que Israel lleva a cabo ante la permisiva mirada de occidente. En el momento en que escribimos estas líneas desgraciadas, el número de gazatíes asesinados asciende a 40,543; más de 10,000 desaparecidos (presumiblemente muertos) y 92,500 heridos; el desplazamiento forzoso es cercano a 2 millones de residentes. En esta locura de limpieza étnica, en Cisjordania ya han muerto más de 700 palestinos, 5,400 heridos y 11 mil detenidos; en el Líbano han matado a cerca de 900 personas, más de 2 mil heridos y 90 mil desplazados; en Siria 300 personas han perdido la vida. Del total de víctimas mortales, más de 17 mil eran niños, 885 personal sanitario, 254 trabajadores humanitarios, y 168 periodistas.
El sionismo ha construido el proyecto colonial de asentamiento más sofisticado de nuestra era: el Estado de Israel. Su violento nacimiento y la colonización de casi la totalidad del territorio palestino son, de hecho, el cumplimiento de ese sueño manifiesto; sin embargo, aunque este proyecto de ocupación continúa sin cesar, no ha podido alcanzar su objetivo final.
La dinámica presencia palestina en su tierra, su resistencia cotidiana y la firme adhesión a sus derechos, son poderosos obstáculos para el cumplimiento final de esos sueños. A pesar del implacable poderío israelí, la resiliencia palestina significa que este proyecto seguirá obstaculizado e incompleto, lo que, en un futuro es probable que conduzca a la desaparición del Estado de Israel.
POR DIEGO LATORRE LÓPEZ
@DIEGOLGPN
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