Cuerpo y Alma

Cuenta regresiva a favor de las infancias

En el México que empezará a ser gobernado la siguiente semana por la primera Presidenta de la historia, Claudia Sheinbaum, la educación de calidad no es accesible de manera equitativa

Cuenta regresiva a favor de las infancias
Foto: El Heraldo de México

El sexenio en curso agoniza y hay dos pendientes que no pueden esperar una administración más: brecha educativa y desnutrición infantil.

Nos son problemas separados, están profundamente interconectados en un círculo vicioso que perpetúa la desigualdad y limita el desarrollo no sólo de las niñas y niños sino de las juventudes que arrastran deficiencias y precariedad en todo su tránsito vital hasta la adultez mayor, si es que la alcanzan. 

En el México que empezará a ser gobernado la siguiente semana por la primera Presidenta de la historia, Claudia Sheinbaum, la educación de calidad no es accesible de manera equitativa. Todavía, hay un 18% de niñas, niños y adolescentes de 3 a 18 años que no asiste a la escuela, de acuerdo con un estudio realizado por el IMCO; la mitad de ellos, vive en zonas rurales donde no hay equipamiento escolar o llegar hasta el aula implica un traslado difícil de sostener en especial para las niñas, quienes para la hora de inicio de clases ya acumulan labores de cuidado que la sociedad patriarcal les atribuye por su condición biológica. Sí: el machismo también toca la brecha educativa.

En esas mismas zonas y a esas mismas poblaciones las intersecta la desnutrición infantil, inhibidora del desarrollo cognitivo y una de las principales causantes de retraso psicomotor; también reduce la capacidad de atención y limita la resistencia a enfermedades, lo cual afecta directamente su asistencia y rendimiento escolar. Unicef ha estimado que uno de cada ocho niños y niñas menores de cinco años en México padece desnutrición crónica y la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 del Inegi alerta sobre lo cuatro indicadores de riesgo en este sentido y para el mismo rango erario: la prevalencia nacional de bajo peso es de 4.1%; la de baja talla, de 12.8%;  emaciación, 0.8%, y sobrepeso más obesidad, de 7.7%. Es decir, afecta a una cuarta parte de nuestras infancias.

Desde la sociedad civil, existe mucha expectativa respecto al cambio en el estilo y prioridades de gobierno que marcará una mujer al frente. El reto es complejo pero no debemos olvidar que este es el sexenio que nos conducirá al 2030, año clave definido por la ONU como un parteaguas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

Se vale decir que por el bien de todas y todos, primero las infancias; estamos en cuenta regresiva.

POR MARÍA ELENA ESPARZA GUEVARA
@MAELENAESPARZA

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