Como parte de la sociedad de consumo masivo en la que vivimos, el comercio electrónico ha transformado la manera en que adquirimos algunos bienes. Esta evolución ha traído consigo no solo conveniencia y accesibilidad, sino también un desafío ambiental significativo: el aumento del uso de plásticos convencionales en empaques para envíos de productos.
Sin embargo, a medida que las compras en línea son parte de nuestra rutina, la demanda de soluciones sostenibles también ha crecido de manera exponencial, impulsada por consumidores cada vez más conscientes del impacto ambiental de sus decisiones de compra.
Para 2050, casi todas las especies de aves marinas del planeta comerán plástico y, en gran medida, el comercio electrónico, impulsado por la globalización y la digitalización, ha contribuido al crecimiento de la contaminación plástica.
Además, de acuerdo con el estudio de percepción de plástico y consumo de empaques Latinoamérica 2024 de La Vulca & Netquest, la mitad de quienes piden productos online no recicla o sólo recicla parte del empaque.
En este sentido, el comercio electrónico ha incrementado el uso de plásticos convencionales en diversas formas: bolsas de plástico, envolturas de burbujas, películas retráctiles y contenedores de plástico son solo algunos ejemplos.
Dichos plásticos son utilizados para proteger los productos de daños y asegurar su integridad durante el transporte, sin embargo, del total de plásticos producidos que se utilizan en envases o embalajes, 85% de ellos acaba en vertederos o como residuos gestionados de forma inadecuada. Aunque alarmante, el dato que debe preocuparnos es la relación entre el tiempo que estos plásticos pasan en las manos de los consumidores (apenas unos minutos), versus los 450 o hasta mil años que tardan en degradarse.
Sin duda el empaque se ha convertido en un elemento esencial para garantizar la protección de productos, pero también ha contribuido a un aumento alarmante de residuos plásticos.
De acuerdo con un análisis realizado por Oceana con datos del Programa de Gestión Integral de Residuos para la Ciudad de México, si la tendencia de generación de residuos plásticos del comercio electrónico continúa, se estima que para 2027, producirá 3,298 millones de kg de basura, acumulando en el periodo 2020-2027 a nivel mundial 17,740 millones de kg, lo que equivale al peso de 177 veces el Estadio Azteca.
Esta realidad ha despertado una creciente preocupación entre los consumidores, quienes exigen soluciones más sostenibles. Además, las empresas, impulsadas tanto por la presión del mercado como por la responsabilidad corporativa, están comenzando a responder a estas demandas, buscando alternativas al plástico convencional y adoptando prácticas más amigables con el medio ambiente.
El uso de materiales menos perjudiciales para el medio ambiente responde a las expectativas de los consumidores. Un estudio reciente de La Vulca & Netquest reveló que 4 de cada 5 personas cree que existen marcas que se preocupan activamente del medio ambiente y 94% de los consumidores están interesados en adoptar un empaque plástico alternativo que se biodegrada en máximo 20 meses, versus el convencional que se degrada en más de 400 años, en los productos que compren.
Esta tendencia destaca la importancia de la sostenibilidad no solo como una estrategia de responsabilidad social, sino también como un factor clave para el éxito comercial.
La transición hacia un modelo de comercio electrónico más sostenible no es tarea fácil, pero es posible y necesaria. Las empresas deben adoptar un enfoque integral que priorice el uso de materiales más amigables con el medio ambiente en sus procesos logísticos.
Este cambio no sólo optimizará el cuidado de los productos, sino que también influirá positivamente en toda la cadena de valor, fomentando una mayor sostenibilidad y promoviendo prácticas más responsables. Además, es crucial fomentar la colaboración entre los diferentes actores de la cadena de suministro para desarrollar soluciones innovadoras y eficaces.
Los consumidores, por su parte, juegan un papel fundamental en esta transformación. Al elegir productos con empaques sostenibles y exigir transparencia sobre las prácticas ambientales de las empresas, pueden influir significativamente en el mercado. La concientización y la educación son clave para empoderar a los consumidores a tomar decisiones informadas y responsables.
En última instancia, el camino hacia un comercio electrónico sostenible requiere un esfuerzo conjunto de empresas, consumidores y reguladores. La creciente demanda de soluciones más ecológicas refleja un cambio en la conciencia del consumidor que las empresas no pueden ignorar.
Alinearse con estos valores no solo es beneficioso para el planeta, sino que también puede ser una estrategia de diferenciación en un mercado cada vez más competitivo. Solo a través de la innovación, el compromiso y la acción colectiva podremos minimizar el impacto ambiental del comercio electrónico y construir un futuro más verde para todos.
Por Macarena Chaves
Country Manager de Bioelements México
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