La Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN, por sus siglas en inglés) fue establecida en 2012 por uno de los economistas más renombrados del mundo, Jeffrey Sachs, para movilizar a las universidades y centros de investigación en la búsqueda de soluciones para promover el desarrollo sostenible, a nivel local, estatal, nacional, regional e internacional. SDSN cuenta actualmente con más de 1500 universidades y centros de investigación en más de noventa países de todas las regiones. En México, cuenta con 94 universidades afiliadas.
Bajo la dirección del Jeffrey Sachs, un grupo de expertos de alto nivel, del que tuve el honor de formar parte, elaboró un conjunto de recomendaciones para la “Cumbre del Futuro”, convocada por las Naciones Unidas, que tendrá lugar en Nueva York en unos días más: 22 y 23 de septiembre.
El objetivo principal de estas recomendaciones es ofrecer a los 193 países miembros de la ONU, a las organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales, a las organizaciones del sector privado, y a todas las personas interesadas en un mundo más pacífico, próspero, justo, incluyente y sostenible, propuestas específicas de cómo avanzar en ese camino en el siglo XXI.
La Declaración de SDSN se divide en las mismas cinco secciones que contiene el proyecto del “Pacto del Futuro”, que se espera sea aprobado en la Cumbre: 1. Promoción del desarrollo sostenible; 2. Paz y seguridad internacionales; 3. Ciencia, tecnología, innovación y cooperación digital; 4. Juventud y futuras generaciones; 5. Transformación de la Gobernanza global. https://www.unsdsn.org/resources/the-sustainable-development-report-2024/
Para SDSN el tema central de la agenda internacional en el siglo XXI debe ser la promoción del desarrollo sostenible, centrado en las cinco “P”: paz, personas, planeta, prosperidad y alianzas (partnerships). La Declaración parte del reconocimiento de que la paz es un requisito sine qua non para impulsar un desarrollo sostenible que beneficie a todos las naciones y habitantes del planeta, sin dejar a nadie atrás.
Para mantener la paz y promover el desarrollo sostenible es fundamental reforzar a las organizaciones que pertenecen al sistema de las Naciones Unidas. La ONU y otras organizaciones internacionales, como la FAO, la UNESCO, el PNUD, o la OMS, son insustituibles para proveer bienes públicos globales, como la solución pacífica de los conflictos, acciones para proteger el sistema climático global, la protección de la biodiversidad, el derecho del mar, la protección de la capa de ozono, la estabilidad del sistema financiero mundial, y la protección de los derechos humanos de todas las personas.
Se ha repetido hasta el cansancio que ninguna nación, por poderosa que sea, puede resolver en forma aislada los grandes retos globales, como el calentamiento global, la pérdida de la biodiversidad, o el uso dual (civil y militar) que puede darse a las tecnologías asociadas a la inteligencia artificial. Para SDSN, no hay duda de que en el mundo actual no hay cabida para que un país pretenda ser hegemónico, e imponerse y dominar a los demás estados.
El actual sistema internacional no es bipolar ni unipolar. Es multipolar, y las actuales tendencias económicas, políticas y tecnológicas, indican que este mundo multipolar se consolidará aún más en los próximos años.
El mundo se encuentra en una encrucijada. Puede adentrarse en una nueva era de cooperación internacional, con unas Naciones Unidas revitalizadas, centradas en la solución pacífica de los conflictos, la protección de los derechos humanos y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
O, por el contrario, puede continuar por la ruta de la confrontación y la multiplicación de guerras y conflictos violentos, de abierta competencia geopolítica y militar, y de acumulación de crisis ambientales, económicas y humanitarias.
Por primera vez en la historia, hay una oportunidad real de que los países de ingresos bajos y medios impulsen su desarrollo sostenible, y en las próximas décadas cierren las brechas que los separan de las naciones más avanzadas.
Para lograrlo, requieren de la solidaridad de las naciones desarrolladas, que deberían hacerlo por interés propio, ya que no podrán aislarse de las consecuencias de un mundo tan excluyente, como son las migraciones desordenadas, la destrucción de los ecosistemas, la expansión del crimen organizado, y otras amenazas a su bienestar.
Para SDSN, el desarrollo sostenible es, en última instancia, un reto de inversión con visión de largo plazo. Se requieren inversiones masivas en sistemas alimentarios sostenibles, salud integral, educación de calidad, infraestructura urbana, transición energética y conexión digital. Para ello, se necesita una nueva arquitectura financiera internacional.
Las naciones que forman parte del G20 (que incluye a México), tienen una responsabilidad especial. Son las que más contaminan y provocan el cambio climático, pero también son las que concentran los recursos financieros y tecnológicos para promover el desarrollo sostenible global.
La misión de SDSN es ofrecer una visión alternativa del mundo actual. Con sus recomendaciones, señala cómo se puede lograr.
POR MIGUEL RUIZ CABAÑAS ES PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY Y DIPLOMÁTICO DE CARRERA
@MIGUELRCABANAS
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