Hay veces, que por más esfuerzo, por más tenacidad, por más compromiso, por más amor, las cosas no salen como queremos. La desilusión es tristemente parte de la vida. Nos pasa a todos, y para ser honestos, nos pasa seguido. Nos desilusionamos de personas y de oportunidades, nos enfrentamos a rechazos y negativas y en general, no siempre ganamos. Lo interesante es cómo enfrentamos estos eventos. La clave, es el tono que le damos a la experiencia, es no dejar que los reveses se conviertan en fracasos.
La resiliencia es un elemento fundamental del éxito a largo plazo, sin duda, pero no es lo mismo ver el toro desde la barrera. Hay de golpes a golpes y algunos nos sacan el aire. Por más estoicas que seamos tenemos que reconocer que es difícil seguir en la batalla con el corazón hecho cachitos.
¿Qué podemos hacer para convertir los reveses de la vida en algo propositivo?
Lo primero que creo que tenemos que hacer es sentir el golpe. No sirve de nada tratar de ignorar el peso emocional de una decepción. Está ahí y hay que honrar el moretón. Pero con límites. Date un tiempo razonable para apapacharte, siente profundamente las emociones que te provoca el momento por un rato, acompañada de tu helado favorito. Luego sécate las lágrimas, píntate la boca, ponte unos tacones y vámonos.
Lo siguiente que tenemos que hacer es darle al contratiempo su justo tamaño. Cuando estamos pasando por momentos difíciles solemos agrandar al monstruo y ponerle más colmillos de los que realmente tiene. Para un poco y piensa ¿qué consecuencia real tiene este contratiempo en el gran esquema de las cosas? En el desenlace de tu plan maestro, ¿qué significa este nuevo obstáculo? Lo importante de este ejercicio es hacerlo con una visión grandotota. Piensa en términos expansivos a mediano y largo plazo, piensa en el plan de vuelo en su conjunto, no en la siguiente milla náutica.
Una vez que tenemos bien calculado el problema, viene el trabajo difícil. Hay que sacar la lupa y encontrar qué pudimos haber hecho diferente para obtener un resultado diferente. ¿Qué lecciones hay en la desviación? ¿Hay alguna habilidad que tengas que desarrollar? ¿Relaciones que fortalecer? ¿Alguna información que pasaste por alto? De cada golpe podemos aprender qué ajustes podemos hacer en nuestra estrategia y en nosotros mismos para atacar mejor a nuestros Everest. Tal vez en este análisis descubras que lo que tienes que ajustar es la ruta porque tu fin último se ha modificado, un regalazo de la vida y sus cambios de dirección.
Los momentos de definición que necesariamente siguen a las caídas nos proponen una oportunidad a la vez vital y muy difícil de tomar. Hay momentos en los que tenemos que decidir abandonar la lucha, no por falta de tesón sino por sensatez. Cuando ya no hay más que dar, cuando el universo insiste en desviar, es de sabios cambiar el rumbo. Esto es particularmente difícil para a las que, como a mí, nos aflige el demonio de la necedad. No importa cuánto tiempo y cuánta energía hayas dedicado a un proyecto, a una persona, a un sueño. Hay veces que lo mejor es dejarlo ir porque no da más. No es para tí.
El éxito no es una cadena ininterrumpida de triunfos. El éxito se construye a través de aprendizajes y crecimientos. No dejes que un contratiempo te robe la energía, úsalo en tu favor, siempre.
“El impedimento a la acción impulsa la acción. Lo que se interpone en el camino se convierte en el camino”. Marco Aurelio.
POR CLAUDIA LUNA
FUNDADORA DE THINK PINK
THINKPINK.MX
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