Malos modos

Adiós a la inversión

Anuncias que vas a correr a todos los jueces, magistrados y ministros del país, a los que, por el solo hecho de ser o existir  digamos que ontológicamente

Adiós a la inversión
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Esto sí que no tiene ciencia.

Anuncias que vas a correr a todos los jueces, magistrados y ministros del país, a los que, por el solo hecho de ser o existir  digamos que ontológicamente– calificas de corruptos. Sí: a todos, sin dejar a uno en el cargo, sin un análisis mínimo de cada expediente, cada trayectoria, en una violación flagrante de cualquier principio de decencia laboral.

Luego, dices, el pueblo va a elegir a sus remplazos. Salvo que no va a ser el pueblo. Tú, movimiento, partido en el poder, organización al servicio del presidente de salida, todos a una, desde los diputados hasta los senadores, sin pasar por alto a los diputados locales, el gabinete entrante, el saliente, la nueva presidenta y disculpen si omito a alguno, entre porras al susodicho presidente que va de salida, sin discusión de por medio, vas a hacer una listota de candidatos a jueces, magistrados y ministros.

De esa lista, o sea, de tus elegidos para encargarse del poder judicial, saldrán los nuevos fichajes. Fichajes es la palabra. De ahí pal real, si decides mandar a juicio a un ciudadano por decir lo que no debe sobre, por ejemplo, el presidente que va de salida, o quitarle su casa, o, para el caso que nos interesa, si decides hacerle una chicanada a un inversionista, local o de otro país, y no pagarle por alguna adquisición, o expropiarle el changarro, o, en fin, dejar de cumplir con cualquier acuerdo, ese empresario va a tener que irse a juicio contra ti frente a un juez que elegiste… tú.

¿Debes asumir, tú, empresario, que ese juez es necesariamente parcial o corrupto? Hombre, no. Pero a ver: juégatela. Claro: hay otros temitas que considerar. Como que a ti, movimiento, partido en el poder, Cuarta Transformación, no se te da muy bien lo de desmontar un aparato y montar otro. Se ha usado la analogía del Aeropuerto de Texcoco, pero tal vez sea más ilustrativo el remplazo del Seguro Popular por el Sistema Danés.

O como que para la chamba de juzgador hace falta experiencia. O como que no hay claridad alguna sobre el proceso de selección previo al disque voto popular. A lo mejor, tú, empresario, te dices que tu problema puede ser con el crimen organizado –en tu pantalla, mientras te dices esto, aparecen las imágenes de Culiacán ocupado, otra vez, por bandas criminales– y que el juez que te toque bien podría estar comprado o de plano impuesto, justamente, por el crimen organizado. Así que, concluyes, mejor me voy a invertir a Afganistán. Es un decir.

¿Cómo respondes tú, gobierno entrante, a esa inminente fuga de la inversión? Pues con un escueto mensaje del secretario de Economía que, en esencia, como gran estrategia, dice: “Todo tranqui”. Lo que, paradójicamente, termina de convencerte a ti, empresario, de que adiós, y de que el camino al subdesarrollo es corto y de alta velocidad.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ

 

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