Mirando al otro lado

Cuando la alternancia deja de existir

Se consumó la sobrerrepresentación de Morena en el Congreso y, en pocas semanas, habrá por lo menos el cambio del Poder Judicial

Cuando la alternancia deja de existir
Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Se consumó la sobrerrepresentación de Morena en el Congreso y, en pocas semanas, habrá por lo menos el cambio del Poder Judicial y la eliminación de los órganos autónomos. En breve también se aprobará una reforma electoral para cerrar el paso a las minorías y a la reelección. Con ello se consumará el segundo piso de la llamada 4a transformación.

Lo que en realidad se ha consumado es el cambio radical de régimen político en México. Como en Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela la intención es, por varias vías, eliminar para siempre la alternancia en el poder. ¿Cuál es el razonamiento detrás de la eliminación de la “innecesaria” alternancia?

El Presidente López Obrador definió con sus ideas y sus palabras las razones por las cuales no debe haber alternancia en México. Sus razones justifican, en su parecer, los cambios en las reglas electorales para eliminar las opiniones distintas a las suyas en el futuro de México como nación.

Así lo dijo: “Me voy tranquilo, ya hemos avanzado, queda el ejemplo para las generaciones futuras, nuestros hijos, nuestros nietos, ya les hemos dejado esta herencia, este legado de cómo se puede cuando hay abusos de poder, cuando se sienten dueños de México, unos cuantos, ya está bien clara la receta que hay que aplicar y que van a aplicar nuestros hijos y nuestros nietos si se requiere, cuando quieran imponerse de nuevo los oligarcas va a haber (sic) de nuevo democracia verdadera, poder del pueblo y para el pueblo”.

La premisa básica del pensamiento de López Obrador es que ningún partido que no sea el suyo deberá ni se le permitirá gobernar a México en el futuro (de ahí la referencia a los hijos y los nietos). Entonces procede a confirmar que la competencia electoral entre partidos con distintas plataformas ideológicas y de gobierno no es una verdadera democracia. Esa competencia es una burda competencia por el poder y el usufructo de privilegios.

Según López, la verdadera democracia es el “poder del pueblo y para el pueblo”. En su idea, eso es distinto a la vulgar alternancia entre partidos políticos. Subyace, en su pensamiento, la idea de ir eliminando a las elecciones como instrumento para dirimir diferencias.

Por ello, el corazón de su propuesta sobre las elecciones es eliminar a las disidencias y las oposiciones. Existe, en su mente, un sólo partido que representa al auténtico pueblo en el poder: el suyo, Morena. Y el suyo ya llegó al poder. ¿Qué sentido tiene prolongar el sistema de elecciones, pues éstas tienden únicamente a estimular disidencias y acaloradas discusiones, mismas que confunden al pueblo?

La idea es simplificar los procesos políticos, habida cuenta que el partido que representa la verdadera democracia popular ya llegó al poder. No se diga más. O, dicho de otra manera, para López Obrador todo ya está dicho y resuelto: el pueblo llegó al poder a través de él.

La Presidenta lo secundó en el evento donde se entregó un parque ecológico en Texcoco. Empleó el mismo lenguaje del Presidente. “No se debe olvidar que aquí quisieron construir un aeropuerto y que por ello reprimieron para que no fuera el pueblo el que evitara la construcción del aeropuerto, que después quisieron nuevamente construir aquí en el Lago de Texcoco pero en 2018 el pueblo de México dijo basta de los gobiernos represores que solamente sirven a unos cuantos intereses”.

Luego afirmó la Presidenta, tajante:

“No habrá marcha atrás, ni regreso al pasado, ni regresarán la corrupción ni los privilegios”. La posición de la Presidenta hace eco de la concepción de López, el Presidente. Su convicción es que han inaugurado una nueva era en la vida de México, donde ya no tienen cabida las posiciones ideológicas de la oposición. Su idea compartida es que representan una ruptura epistemológica con la historia misma de la patria, tal y como la hemos conocido.

Para ellos no hay vuelta atrás. Lo dicen con todas sus palabras y lo conforman con sus actos. Las posturas interpretativas extremistas han supuesto lo mismo que el Presidente y ahora la también Presidenta. Se consideran portadores de una sabiduría sobre el futuro que es conferida a pocos y selectos personajes.

Robespierre era uno de ese selecto grupo, al igual que Lenin , Stalin, Mao, Hitler, el Ayatola Jomeini, Fidel, Putin. Son muchos más, pero ésta lista permite adentrarse en lo que se quiere describir. Todos estos personajes negaban absolutamente la posibilidad de la alternancia. La suya era una Verdad eterna e inamovible.

Las ideologías de los oponentes eran ficciones, arbitrariedades y, finalmente, traiciones a la única e incuestionable Verdad que estaba llamada a dirigir los destinos de los pueblos por tiempo sin interrupción. A Hitler le parecía natural y que era una Verdad  evidente que el Tercer Reich iba a durar mil años. Para el Presidente mexicano le parece una obviedad que ya no hay necesidad de más elecciones. El pueblo votó y tanto él como la Presidenta son el inicio de una nueva era en la historia de México. Lo dice porque lo cree así, como una verdad evidente e incuestionable.

La alternancia ya no tiene cabida en el nuevo orden político mexicano. Lo que tiene sentido es simplemente seguir el camino decidido por ellos, simplificando todo para que la democracia sea asequible para todos. La Ministra Batres propone no solo la votación popular de jueces, magistrados y ministros, sino la abolición de los abogados, para que el pueblo pueda acceder a la justicia simplemente llenando un formulario con su queja/reclamo/denuncia y pasarlo a Oficialía de Partes para que sea atendido.

Y asunto resuelto. Habrá justicia para todos los que llenen su formulario. Las nuevas reglas electorales propuestas llevan a México a un nuevo régimen político. La Constitución, en caso de avanzar el proceso político diseñado por el Presidente, perderá todo sentido. Bajo la premisa de que todo es entendido a partir de una inteligencia central e iluminada que planifica y decide las acciones necesarias para que el pueblo no tenga que agotarse con esas reflexiones, la democracia es obviamente dirigida por un núcleo de poder.

En este nuevo régimen la Constitución ha perdido todo sentido porque ya no corresponde a la realidad que se vive en México. El Estado ya no se compone de tres Poderes independientes en sí y autónomos. Hay un sólo Poder: el Ejecutivo. De un Poder Legislativo hay una ficción porque simplemente aprueba lo que le mandata el Ejecutivo, mientras el nuevo Poder Judicial será una cofradía de jueces abocados a aprobar y legalizar todo lo que le indique el Ejecutivo. Cualquier semejanza con Rusia, Cuba o Venezuela no es mera coincidencia.

La alternancia existe y es necesaria cuando la sociedad propone analizar y debatir la conveniencia de rutas alternativas para atender y resolver los grandes problemas nacionales. Pero cuando no existe análisis ni debate, porque todo es resuelto centralmente, sin necesidad de involucrar a la sociedad en el asunto público, entonces la alternancia ya no es requerida. Deja de existir.

POR RICARDO PASCOE

COLABORADOR
ricardopascoe@hotmail.com
@rpascoep

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