La imagen de una mamá venezolana que se arrastra con su bebé en brazos, cubierta por un cartón para que los alambres de púas colocados por las autoridades de Texas no lastimen a su hija, refleja tanto la tragedia de quienes se ven obligados a salir de sus países de origen, como la dureza con la que las naciones de destino intentan frenar la migración indocumentada.
El video, que circula en redes sociales, registra uno de los muchos episodios que suceden a la sombra de la Operación Estrella Solitaria (Operation Lone Star, OLS), una iniciativa conjunta del Departamento de Seguridad Pública y el Departamento Militar de Texas, puesta en vigor en marzo de 2021 por el gobernador Greg Abbott, quien atribuye a las políticas del presidente Biden el aumento de los cruces migratorios.
Según la oficina del gobernador, se trata de “detectar y repeler cruces ilegales, arrestar a traficantes de personas y a miembros de cárteles y detener el flujo de drogas mortales, como el fentanilo, hacia Estados Unidos”.
Las medidas de seguridad fronteriza incluyen la construcción de barreras flotantes en el Río Grande, alambrados de púas desde El Paso hasta Brownsville y un muro fronterizo en el condado de Val Verde y la base militar de Eagle Pass.
Como suele ocurrir en estos casos, la Operación se ha expandido más allá de la frontera, de modo que se han realizado más de 13 mil 600 arrestos en condados no fronterizos, muchos de ellos a cientos de millas del punto de entrada más cercano.
Estos arrestos sólo se explican por la recurrencia de prácticas policiales raciales, que se realizan por sospecha: puesto que pareces migrante, te arresto y te finco cargos. Datos de la Oficina de Administración de Tribunales del Estado (OCA) establecen que 70 por ciento de los cargos fincados ante tribunales han sido de los considerados menores. Pocos han sido relacionados con drogas, tráfico de personas o cargos por armas, delitos que, se supone, pretende evitar la Operación.
La Operación Estrella Solitaria ha costado más de 11 mil millones de dólares, un alto monto que quizá podría haber sido más productivo aplicado de manera diferente, sobre todo considerando que Estados Unidos lleva ya 30 años con la política de muros físicos y virtuales en la franja fronteriza que comparte con México.
En efecto, la primera acción de este tipo, la Operación Gatekeeper (Guardián), comenzó el 1 de octubre de 1994, en la presidencia de Bill Clinton, en la estación de Playa Imperial.
Después de tres décadas de muros en nuestra frontera norte, podemos afirmar que han sido escasamente efectivos y eficazmente contraproducentes. Los migrantes, cada vez de más países, siguen intentando el cruce: unos lo logran, otros son detectados y devueltos a México, y algunos mueren, uno cada día en promedio, en los desiertos, ríos y montañas de la franja fronteriza. Así ha sido desde 1994. Muerte diaria por hipotermia, insolación, deshidratación o ahogamiento.
Y el gobernador de Texas cree que es un innovador al recurrir a la Operación Estrella. No. Esa política ha fracasado, y a un altísimo costo humano.
POR MAURICIO FARAH
ESPECIALISTA EN DERECHOS HUMANOS
@MFARAHG
EEZ