Hay cosas que han cambiado el rumbo que pensábamos tenía el futuro y que no logramos explicarnos, a menos que observemos detenidamente los sucesos que les dieron origen.
Hace algunos años el mundo parece haber tenido una regresión hacia circunstancias donde lo menos lógico, es justamente lo que se presenta. Lo atípico es lo típico, sin embargo, todo ello se explica bajo un cambio de conceptualizaciones que hoy han rodeado el panorama mundial de occidente; y que han generado un repudio constante de la democracia como forma de gobierno. En tanto que, para aquellos países que nunca han tenido un contexto libertario, los precedentes occidentales han ayudado a mejorar sustancialmente sus situaciones económicas y militares.
Esta es la historia de cómo pequeñas dosis de instrucciones consistentes, cotidianas y subconscientes se han instalado en el pensamiento de masas de países democráticos, provocando la ruptura de su hegemonía y estabilidad.
Cierto es que, en los países democráticos, no todo era perfecto, pero se caracterizaron por tener mejoras constantes, que eran el parteaguas en el liderazgo y evolución del pensamiento. Lo anterior, siempre ha estado vinculado a la libertad en muchos sentidos, como la de poseer, hacer, decir o dedicarse a lo que se quiera, siguiendo las normas de lo lícito. Todo lo anterior bajo dos figuras sumamente importantes: la propiedad privada y una economía capitalista que en conjunto permiten un desarrollo a partir del trabajo y sus ganancias. (Claro que no se están obviando los obstáculos de los grandes consorcios, y redes de poder, pero dijimos que no era perfecto y, en cualquier caso, es mejor que una economía que se decide desde el estado de forma arbitraria).
Queda claro que occidente estableció aquellos paradigmas de vanguardia de las libertades humanas y de creación. Por eso ahí nacieron los derechos civiles que lograron entre muchas cosas ser el centro de la nueva era tecnológica. Baste con pensar que los inventos más notables y modernos de la humanidad, se dieron en contextos de oportunidades. Los últimos, por cierto, permitieron el gran salto hacia la inteligencia artificial, que no hubiera sido posible de no existir las computadoras y el internet; lo que permitió que millones tuvieran acceso al intercambio de conocimientos; fuera de los controles estatales. Justamente esa conexión ha permitido el crecimiento de redes mundiales humanitarias que han provocado la democratización y la protección de los derechos elementales, en países sojuzgados, para tener una vida disfrutable, pero también en la misma medida, han crecido redes que han manipulado el orden mundial; la confianza en el ser humano y han implantado una serie de cuestiones que defienden el absurdo y plantean el nihilismo y la desorganización humana.
El origen de estos problemas es la confianza en la que nos sumergimos pensando que la seguridad duraría por siempre, dejando al olvido la vulnerabilidad que la libertad tiene en sí misma, obviando que tienen su propio poder autodestructivo. Así que, fascinados en un mundo que pareció haber erradicado, y dejado atrás las ruinosas dictaduras y políticas de control estatal, consideradas obsoletas, se desarrollaron movimientos que, dentro de espacios de libertad y por diversas razones, se sentaron en la ola de nuevos derechos, para tejer una narrativa ajena a lo coherente, centrada en intereses particulares y no de grupo. De esa forma surgió un nuevo tipo de amenaza que no estaba representada por países, sino por personas con ideologías, intereses inmorales y extremismos cuya capacidad creció a un ritmo acelerado.
En todo este contexto, Estados Unidos, que ostentaba el título de estado democrático y liberador tuvo a su primer presidente autocrático. Trump.
Lo que se ha pasado por alto es que su fuerza se encuentra vinculada a un manual conocido como: “The Project 2025”; que forma parte de un esfuerzo de décadas de la Fundación Heritage, para asesorar a los presidentes conservadores entrantes. Esta fundación en específico, ha realizado una serie de cambios que con la llegada de Trump implicarían cambios radicales en el poder ejecutivo que lo alinearían ampliamente con las ideologías conservadoras y darían más poder al presidente. Eliminaría por completo algunas agencias, como los Departamentos de Educación y Seguridad Nacional, y sustituiría a los funcionarios de carrera por cargos políticos. La agenda propone deshacerse de las iniciativas sobre cambio climático y derechos LGBTQ, poner fin a la condonación de préstamos a estudiantes, retirar la aprobación federal del medicamento abortivo mifepristona e imponer un tipo impositivo de referencia, entre otras medidas. Aunque los detalles del libro aún están en secreto, sé sabe que el grupo redactó una guía para los abogados sobre la autoridad de Trump para usar la fuerza pública contra los manifestantes, diciendo que es «importante que Trump recuerde que el presidente tiene la capacidad de, tanto a lo largo de la frontera como en otros lugares, mantener la ley y el orden con los militares»
Pero aún cuando no llegue Trump al poder, es muy posible que por lo menos, el último renglón propuesto por la citada Fundación ya esté en marcha.
POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB
PAL