Columna Invitada

Pluralismo

Las reacciones que asumimos ante los acontecimientos nos confirman la existencia de concepciones diferentes sobre el presente y futuro de México, y sobre la manera de acometer los retos que se nos presentan

Pluralismo
Cecilia Romero / Colaboradora / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Las actitudes de la sociedad respecto a las circunstancias en que transcurre el acontecer nacional dan cuenta de la diversidad de pensamientos y la riqueza de expresiones que coexisten en nuestro país. Las reacciones que asumimos ante los acontecimientos nos confirman la existencia de concepciones diferentes sobre el presente y futuro de México, y sobre la manera de acometer los retos que se nos presentan.

Uno de los más grandes desafíos de quien gobierna, es la capacidad de hacer converger esta diversidad en la consecución de objetivos comunes.  La aceptación de que no se posee la verdad absoluta y de que las opiniones y propuestas provenientes de diferentes espacios enriquecen las decisiones, es fundamento del buen gobierno.

En el transcurso de este sexenio, a punto de concluir, se han dado innumerables manifestaciones que expresan descontento o desacuerdo con las decisiones anunciadas desde el gobierno. En términos generales, se ha permitido su realización, pero no se han modificado las decisiones.

Ese comportamiento ha exacerbado la división entre los mexicanos, clasificándonos en bandos, descalificando a los que opinamos diferente, y desperdiciando la aportación que puede hacerse desde ópticas distintas en la búsqueda de soluciones a problemas comunes.

Un ejemplo claro es la actual disputa por la conformación de la Cámara de Diputados de la entrante legislatura.  La interpretación ‘letrística’ de la norma contra el sentido común; la sordera ante los argumentos que se han esgrimido; la ignorancia de la proporcionalidad expresada en el voto ciudadano; la cerrazón obcecada, la actitud de ‘voy derecho y no me quito’…

El pluralismo político es un valor de la democracia que está ignorando el gobierno actual y, desgraciadamente, el que está por entrar.  No se trata de permitir que se expresen las opiniones divergentes y no tomarlas en cuenta, como se hizo en los foros sobre la reforma judicial.  No se trata de decir que ‘están en su derecho’, sino de considerar seriamente sus aportaciones.  No se trata de tolerar, sino de admitir que los que no piensan igual pueden contribuir en la búsqueda de un mejor país.

La construcción del bien común para todos los mexicanos exige la aceptación de la pluralidad.  No es factible concebir la democracia sin contrapesos.  Se requiere una oposición fuerte, una voz divergente, respetada y respetable.  Se requiere humildad para escuchar a los demás.

Un sistema democrático exige necesariamente libertad para pensar diferente, para expresarse y disentir, y para que las opiniones que se presentan sean tomadas en cuenta.

Estamos ante la inauguración de una nueva administración.  El talante democrático del nuevo gobierno se verá en la aceptación de la realidad plural de nuestro país, en la incorporación de las exigencias y la inclusión de quienes piensan diferente.

La Presidenta electa debe dar el ejemplo.  ¿Lo hará?

POR CECILIA ROMERO CASTILLO 

COLABORADORA 

@ceciliaromeroc

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