La rebelión geopolítica

La traición de las grandes tecnológicas

La información ha pasado de ser un simple recurso a convertirse en un poderoso instrumento, en un escenario global dominado por guerras híbridas

La traición de las grandes tecnológicas
Talya Iscan / La rebelión geopolítica / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La información ha pasado de ser un simple recurso a convertirse en un poderoso instrumento, en un escenario global dominado por guerras híbridas. Hoy en día, el big data se ha transformado en un nuevo elemento de poder, capaz de inclinar la balanza en conflictos que no sólo se libran en el campo de batalla físico, sino también en el digital. En este contexto, destaca la política de Israel y su enfoque en la recopilación y utilización de big data como una herramienta clave en su estrategia de seguridad y control en Palestina, particularmente en Gaza.

En un mundo donde la tecnología avanza a pasos importantes, las fronteras entre la innovación y la ética se vuelven cada vez más difusas. Israel, en su operación militar en Gaza, ha desplegado tecnologías avanzadas proporcionadas por gigantes como Microsoft, Google y Amazon. 

El uso de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial y los servicios en la nube, ha permitido a Israel ejercer una vigilancia masiva y un control estricto sobre la población en Gaza, lo que ha sido duramente criticado como parte de una estrategia genocida.

Este argumento se sustenta en el hecho de que hasta la fecha, las acciones militares de Tel Aviv han provocado la muerte de casi 40 mil palestinos, en su mayoría mujeres y niños, dejando más de 92 mil heridos. Además, miles de personas permanecen atrapadas bajo los escombros de las viviendas bombardeadas, y aproximadamente 10 mil palestinos han sido secuestrados por las fuerzas israelíes.

Hoy, quien tiene acceso a la información es quien posee el verdadero poder. Y con estas grandes empresas tecnológicas claramente posicionándose junto al bloque israelí, el panorama global de la información se vuelve aún más complejo y peligroso. La complicidad de estas corporaciones en un conflicto tan delicado como el de Israel y Palestina expone las grietas en sus proclamados valores éticos, dejando en evidencia que, al final del día, el poder y la rentabilidad pueden pesar más que cualquier compromiso moral.

Por otro lado, el lazo económico que une a estas corporaciones con el conflicto en Gaza es innegable y más profundo de lo que se admite públicamente. Lo que antes se percibía como innovación y avance tecnológico ahora se revela como una colaboración que facilita el conflicto, difícil de reconciliar con sus promesas de responsabilidad social.

Esta colaboración no solo atenta contra la imagen que han construido durante años, sino que también pone en evidencia las complejidades del uso correcto de la tecnología contemporánea. En un mundo donde la expansión tecnológica y la maximización de beneficios parecen ser los motores principales, la ética se convierte en una moneda de cambio flexible, adaptable a los intereses del momento.

Que estas empresas, líderes en la industria tecnológica y símbolos de progreso, estén implicadas en una guerra tan polémica, obliga a reconsiderar el verdadero impacto de su tecnología en el mundo. La pregunta no es si pueden justificar o no su participación, sino si serán capaces de mantener la confianza y la legitimidad en un contexto global cada vez más exigente con el comportamiento corporativo.

La sombra de su colaboración con un conflicto que ha sido condenado a nivel internacional puede tener repercusiones duraderas, y su implicación en esta guerra será un tema que seguirán arrastrando, mientras intenten equilibrar sus ambiciones económicas con los principios éticos que tanto proclaman.

El impacto en su reputación es incierto, pero lo que está claro es que la conexión entre el poder económico y el conflicto armado, facilitada por la tecnología, es una muestra de las contradicciones en el sistema en el que vivimos. Estas corporaciones, que antes eran vistas como estandartes de un futuro sostenible, ahora se ven confrontadas con la dura realidad de que sus innovaciones pueden ser utilizadas para fines que traicionan esos ideales. Esto plantea una reflexión urgente sobre el rol de la tecnología en un mundo cada vez más fracturado por intereses económicos y conflictos armados.

POR TALYA ISCAN
CATEDRÁTICA UNIVERSITARIA. FCPYS (UNAM) UP

@TALYAISCAN

MAAZ

 

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