En los últimos días han sucedido dos cosas preocupantes para el futuro de la democracia moderna más longeva del planeta.
Primero, la Suprema Corte de Justicia, en una decisión de seis jueces contra tres, sentenció que los Presidentes en Estados Unidos tienen una muy amplía inmunidad ante posibles actos en su contra por parte de autoridades nacionales, estatales o locales.
La sentencia del máximo órgano judicial de nuestro vecino del norte es indudablemente una respuesta a la decisión tomada por una Corte Estatal de Nueva York que había encontrado culpable a Trump de varias transgresiones a la Ley. Se esperaba que un juez anunciaría la sentencia el 11 de julio. Sin embargo, el Juez que sigue el caso anunció que la sentencia se pospondría hasta septiembre.
La decisión de la Suprema Corte ha encendido los focos rojos en todo el mundo, pues se le está otorgando a los Presidentes estadounidenses potencial inmunidad, incluso en lo que respecta al derecho penal. Es decir, el Jefe del Ejecutivo podría ser un criminal y no ser castigado. Esto va en contra, desde luego, del espíritu de la Constitución estadounidense, de acuerdo con el cual nadie debe estar por encima de la Ley.
Esta sentencia ocurre en el contexto de la próxima elección presidencial a celebrarse en noviembre. La decisión de la Suprema Corte ayuda a la causa trumpista y no en menor medida por el hecho de que bajo el gobierno de Trump se nombraron a tres nuevos jueces de la Suprema Corte.
Si las cosas parecen sonreírle al ex-presidente, su rival, Joseph Biden, se encuentra en terreno pantanoso. Su actuación en el primer debate no sólo dejó mucho que desear, sino que fue visto por muchos como una catástrofe. Fue claro que su estado psicológico no se encuentra en plenitud. Muchos hablan incluso de que padece problemas mentales asociados a su edad.
La preocupación sobre su capacidad para triunfar en las próximas elecciones llegó a tal grado que muchos empezaron a especular sobre su probable renuncia a la candidatura presidencial. El tema, al parecer, se está discutiendo en el máximo nivel del Partido Demócrata. Algunos han especulado de que él sería sustituido por la Vice-Presidenta Kamala Harris, aunque ésta tiene un problema de imagen, ya que no la aprueba una mayoría de la población.
El problema de que renuncie Biden es que no parece haber tiempo para legitimar a un posible sucesor. Esto debería haberse pensado con mucha mayor anticipación.
Los defensores del Presidente consideran que la situación no es tan grave y tratan de convencer a sus simpatizantes de que lo del debate fue algo episódico que no se volverá a repetir.
Por lo pronto, Trump ha aumentado su ventaja de acuerdo a las últimas encuestas, tanto en los Estados clave como a nivel nacional.
Las cosas se están complicando al Presidente Biden y hoy por hoy el escenario más probable es un triunfo del Partido Republicano y el regreso de Trump a la presidencia. Los próximos cuatro meses serán decisivos para la máxima potencia mundial.
POR GUSTAVO DE HOYOS WALTHER
FUNDADOR DE SÍ POR MÉXICO Y UNID@S
@GDEHOYOSWALTHER
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