Hay puntos que ya parecen lugar común. Cómo asegurar que México enfrentará una situación complicada si, como es muy posible, Donald Trump gana las presidenciales en EU.
Y por lo que se vió en la Convención Nacional Republicana, que terminó ayer, incluso probable. Peor aún, aunque Trump no saliera victorioso probablemente sus seguidores tendrán suficiente fuerza en el Congreso como para incidir negativamente en la relación bilateral.
Migración, drogas, comercio, fronteras vulnerables, son parte importante del populismo nacionalista y económico que los republicanos sirvieron a manos llenas durante los cuatro días de convención, acompañados por gritos de "construya la barda", "envíalos de regreso" que saludaron a personajes que una y otra vez se dedicaron a subrayar los crímenes de migrantes indocumentados y prometieron mejores tiempos económicos, de ley y orden para Estados Unidos.
Y no fue necesario que los oradores usaran el nombre México para saber a qué se referían.
Entre sus propuestas económicas denuncian los malos tratados comerciales, como el del TLCAN antes, y su sucesor, el T-MEC, y al hacerlo hablan del renacimiento industrial que dicen van a promover para enfrentar a China.
El atentado contra Trump les permitió presentarlo como un héroe, un hombre con "corazón de león", según su hijo Donald Jr., pero de ninguna forma hubo una discusión sobre el tráfico y comercio de armas, ni en torno a las masacres que sacuden al país, porque hubiese sido necesario abordar la posesión y tráfico de armas, que muchos consideran como la distorsión de la Segunda Enmienda.
Detalles, meros detalles.
Pero puede decirse que si la convención se centró en crear una imagen heroica de Trump, casi a nivel de culto, al mismo tiempo puso las bases de lo que JD Vance, candidato a vicepresidente y de hecho heredero de Trump, definió repetidamente como "un movimiento".
No es la primera vez que algo así ocurre en la historia estadounidense y como todo movimiento de ese tipo –populista, nacionalista, aislacionista– despierta el fanatismo de sus partidarios. Pero también una más que saludable porción de negativa. Y mucha.
Cómo enfrentará eso un gobierno mexicano que pone la política por encima de la economía está por verse. Una de las premisas de la seguridad nacional de EU es un vecino estable y favorable a sus intereses, lo que si bien permite márgenes de maniobra, incluye la posibilidad de presiones que en actuales circunstancias serían económicas.
De creer al exsecretario de Estado Mike Pompeo, el secretario de Economía nombrado Marcelo Ebrard conoce bien esa formulación.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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