Un hecho notorio desde el 1 de diciembre de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador inició su gestión como primer mandatario de este país, fue la ausencia de la oposición. Durante 5 años y 6 meses, únicamente hemos podido constatar una crítica superficial, sin contenido y efímera sobre las formas de la persona del presidente y de su equipo; el análisis profundo, técnico, profesional, serio y estadístico de las acciones del gobierno teniendo como objetivo el interés público brillaron por su ausencia.
“Los partidos políticos son entidades de interés público con personalidad jurídica y patrimonio propios, con registro legal ante el Instituto Nacional Electoral o ante los Organismos Públicos Locales, y tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y, como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público”, así lo establece el artículo 3 de la Ley General de Partidos Políticos. Promover la participación del pueblo en la vida democrática va más allá de promover los intereses personales y políticos de quienes conforman estas entidades; en este sexenio fue más que evidente que la oposición optó, más que nunca, por velar por ellos mismos, olvidando sus causas, principios y función en la vida democrática.
En cualquier gobierno, así resulte bueno, regular o malo, es imprescindible la presencia de la oposición; una oposición seria, estructurada, con identidad y con el oficio requerido para poder ser un contrapeso a las acciones del gobierno en gestión. En este sexenio el gobierno de Andrés Manuel se benefició de la ausencia de este elemento que diera equilibrio, confianza y certeza ante el posible ejercicio autoritario del poder.
Los muy cuestionados dirigentes de los partidos (PRI, PAN, MC y PRD), su falta de oficio, identidad y sus estrategias fallidas hicieron nulos sus esfuerzos por ser ese elemento indispensable en la política de un país: la oposición. La ausencia de un líder social que actuara en favor de los intereses de distintos sectores de la sociedad y que pudiera defender los intereses de esta, también brillo por su ausencia.
El PRD ha desaparecido; el PRI está en terapia intensiva y en razón a sus últimas acciones, están cantando su desinterés por la reconstrucción (Q.E.P.D.); MC está muy lejos de ocupar la plaza vacante, sus estrategias en redes y musicales pegajosos serán temporales y así difícilmente lograrán ser la oposición seria, estratégica y estadista que requiere un verdadero Estado de Derecho. El Partido Acción Nacional, supongo que esta de brazos cruzados; el tiempo está en su contra y solo estamos en espera de su reconstrucción, que retomen sus causas para fortalecer su verdadera identidad y retomen su empatía con el pueblo de México; de lo contrario, la plaza seguirá vacía. Así lo pienso ¿y tú?
POR JUAN LUIS MONTERO GARCÍA
ABOGADO PENALISTA
PAL