“Reconozco que las tendencias no me favorecen”
Las elecciones del 2 de junio de 2024 ya están en los libros de historia. Los resultados son más que contundentes, Claudia Sheinbaum, además de ser la primera Presidenta en nuestro país —y de Norteamérica—, también es la más votada de la historia de nuestra democracia, logró las curules y escaños suficientes para obtener la mayoría calificada (dos terceras partes) en el Senado y en la Cámara de Diputados, y podría realizar las reformas constitucionales correspondientes. También, Morena y aliados obtuvieron un triunfo en siete de nueve gubernaturas en juego, alcanzando 24 de 32 entidades en el territorio nacional.
Ante esta situación, la pregunta obligada es: ¿Y la oposición? Comencemos por Movimiento Ciudadano, partido de Dante Delgado, cuyo rebranding no solo fue de fachada, si bien le quedan muy bien los “jingles” y las redes sociales les cayó “como anillo al dedo”, también supieron cambiar de discurso, utilizar plataformas más cercanas a las y los jóvenes y comunicarse efectivamente a través de ellas. Al ser un partido pequeño y su candidato presidencial sabía que estaba muy lejano a la victoria, hizo lo que tenía que hacer, propuestas inviables, pero muy necesarias y muy bien fraseadas. Al final, su empecinamiento a contender en solitario le traerá réditos a mediano plazo.
A su vez, el otrora “partidazo”, el hegemónico que gobernó por más de 70 años a nuestro país, pero que después del ocaso del “Nuevo PRI”, como lo calificó Peña, no se han podido levantar de los señalamientos de corrupción y de ser percibido como un lastre para el sistema político mexicano. No se reinventaron y no entendieron a la sociedad actual. Los resultados de la jornada electoral lo coloca en sus días más bajos, gobierna solo dos estados, ha quedado reducido a cuarta fuerza y los errores de sus dirigentes lo sitúa a unos centímetros del precipicio y sus sepultureros no dudarán en dar un paso al frente.
Acción Nacional, partido que mejor se ha adaptado a la derrota y siempre vuelve a competir, fue quien desde 2021 ha sido el perdedor dentro de su coalición con PRI y PRD. En esta jornada pierde la gubernatura en Yucatán, pero conserva Guanajuato, y aunque lejana, se consolida como segunda fuerza en el Congreso.
Si quiere seguir en este derrotero, el PAN deberá de tomar este periodo para hacer una reflexión profunda, cuidar a su nicho de votantes —en las urbes, clases medias y católicas— y acrecentarlo entre universitarios, sector que le ha “arrebatado” MC. También debe de volver a tomar las riendas de sus redes territoriales y comunicacionales y no dejarlas a un externo que no entienda la esencia panista. En el PRD no me detendré.
Lo que no debe de hacer ningún partido ni ciudadano de oposición es caer en el discurso de odio, de minimizar al votante de Morena, de hacer reduccionismos de clase o raza, como ha pasado en estos escasos días post elección. La gran diferencia en las votaciones son señal inequívoca de una mala gestión de los partidos hoy perdedores y también de una visión fallida de la sociedad mexicana, aderezada de una pésima comunicación. La concentración de poder que tendrá Sheinbaum también es la oportunidad (de reconstruirse desde sus cimientos) para las organizaciones políticas y ciudadanas de oposición que no pueden dejar pasar.
POR ADRIANA SARUR
COLABORADORA
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
MAAZ