Malos modos

¿Hora de un nuevo himno nacional?

Al Doctor Patán lo pusieron al borde de las lágrimas, lágrimas de las bonitas, evidentemente, las palabras de nuestra Compañera Presidenta

¿Hora de un nuevo himno nacional?
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Al Doctor Patán lo pusieron al borde de las lágrimas, lágrimas de las bonitas, evidentemente, las palabras de nuestra Compañera Presidenta: tenemos nuestro himno nacional, y eso, dijo –cito de memoria–, nos define como país. Es cierto. Nuestro himno lo es todo: es nuestros valores patrios hechos lírica (tiene que ser: somos un pueblo mega musical); es nuestro detente contra todos los males; es el mastique que nos une como nación. Es la panacea, pues. Porque, si lo dicho fuera poco, es también nuestra vacuna contra el imperialismo. El comentario de la CP vino a cuento, no sé si lo recuerdan, por la pregunta de si le preocupaba una invasión yanqui so pretexto del crimen organizado, pregunta a la que respondió con una negativa, pero también con lo del himno.

Dicho lo anterior, ¿no es momento, ya, ya, ya, de un nuevo himno patrio? A ver. Venimos del sexenio del Ex Quinto Presidente Más Popular del Mundo (EQPMPDM), que sin duda es el Presidente Más Importante de la Historia Nacional (PMIDHN) y la Punta de Lanza del Nuevo Progresismo Planetario (PLNPP). En un punto y aparte de la historia mexicana como el que vivimos, ¿no es momento de plantearse un nuevo himno nacional, uno que rinda tributo a semejante prócer?

Su doctor de cabecera no cuenta entre sus virtudes ni la composición musical –en el movimiento, recordaremos, sobran virtuosos en ese terreno–, ni lo de versificar a mayor gloria de –para esto tenemos al Fisgón–, pero pienso en momentos como “Sonríes al pueblo bueno/ desde el cielo tabasqueño,/ con esa pureza de niño pequeño,/ libre del neoliberal veneno”. O tal vez: “Trenes, aeropuertos y aviones/ llevan prosperidad al pobre,/ y a los machuchones/ hiciste enseñar el cobre”.

A lo que me refiero es a que, si el himno nos define y vivimos un periodo de cambio profundo, de revolución de las conciencias, redefinámonos también musicalmente. Tal vez la mejor manera de hacerlo sea una convocatoria pública. Que nuestro pueblo, que está lleno de creatividad gracias a su herencia prehispánica, se entregue a la composición.

Podemos armar un jurado de lujo, con la Regi, la Euge y la propia Primera Poeta de la Nación que, además, como podemos recordar, canta, canta, canta, y al ganador ofrecerle la Belisario Domínguez, entregada por el propio compañero Noroña o, mejor todavía, una sorpresota: convencemos al PLNPP de que salga de su confinamiento creativo en Chiapas y entregue la medalla al ganador, personalmente, mientras un coro de niños indígenas entona el nuevo himno. La ceremonia terminaría con una tamaliza. Chipilín. De los de puerco, obviamente, para que amarren.

Una petición para terminar. No me gusta sacar provecho de iniciativas pensadas para el bienestar del pueblo, pero creo, modestamente, que me gané un lugar en el jurado. Lo dejo a su consideración.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

MAAZ

 

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