Escribir con Luz

Novelones fotográficos mexas

La anhelante lista de deseos del inicio de año bien puede incluir una serie de lecturas donde la imagen es protagónica

Novelones fotográficos mexas
Cynthia Mileva / Escribir con luz / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Si usted es un gustoso de la máquina de hacer fotos y esta noche le dedica una uva al propósito de “leer más este año”, aquí cinco libracos mexicanos, donde la fotografía es ama o señora.

Nadie me verá llorar de Cristina Rivera Garza. ¿Cómo se convierte uno en fotógrafo de locos?, ¿cómo se convierte uno en loca? Son el tiro de salida entre un fotógrafo insomne y una mujer recluida en el antiguo manicomio de La Castañeda en una carrera por encontrarse entre reminiscencias dolorosas.

La paz de los sepulcros de Jorge Volpi. La historia de un crimen que se destapa tras la publicación de una fotografía en un diario amarillista. Dificulta tragar saliva en varias ocasiones mientras se pasa página, al reconocer entre líneas uno de los momentos más convulsos del país. Con reflexiones en torno a la luz, la imagen y sus implicaciones, no es apta para generaciones de cristal.

Snapshot de Gerardo Gutiérrez Cham. El tema de esta novela es uno de los más impactantes de la historia de la fotografía: el momento en que este artefacto endemoniado irrumpió en la vida de los pintores. Una persecución entre George Eastman y René Gobert que redibuja el dilema de la imagen de las cosas.  

Coronada de moscas de Margo Glantz. Irónicamente que Margo odie llevar cámara fotográfica en sus viajes, la convierte en una narradora muy visual. Este diario de viaje a la India es, a través de sus ojos “cansados de tanta belleza y tanta fealdad”, una serie de postales literarias de un lejano y fascinante lugar. Con un apéndice fotográfico de su hija Alina López Cámara. 

Farabeuf de Salvador Elizondo. La novela rara, del escritor raro, para la gente rara. La amamos, porque es fotografía hecha texto… ¿o viceversa? Una prosa febril que llevó a otro nivel la historia de las letras mexicanas. El instante, el fragmento, el recuerdo, lo tiene todo.

POR CYNTHIA MILEVA   

CYNTHIA.MILEVA@HOTMAIL.COM 

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