Des... propósitos

La Izquierda regresa al Uruguay

El pasado domingo 24 se llevó a cabo la segunda vuelta de la elección presidencial del Uruguay. Yamandú Orsí (57) será el 43º presidente de la República Oriental del Uruguay

La Izquierda regresa al Uruguay
Agustín García Villa / Des...propósitos / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

El pasado domingo 24 se llevó a cabo la segunda vuelta de la elección presidencial del Uruguay. Yamandú Orsí (57) será el 43º presidente de la República Oriental del Uruguay y gobernará de marzo del 2025 al 2030. El partido centro izquierdista Frente Amplio retoma las riendas del país después de cinco años del gobierno de centroderecha de Luis Lacalle. El nuevo presidente electo es historiador de profesión y entre 2015 y 2019 fue intendente del departamento de Canelones, el segundo mayor estado del Uruguay, colindante con Montevideo, la ciudad capital. 

Uruguay se ubica en el Sur de Sudamérica, es el segundo país mas pequeño del subcontinente, bordeando el Océano Atlántico Sur, entre Argentina y Brasil, con una extensión de 176 mil kms2 y una población de 3.4 millones de personas. Es un país que destaca en Latinoamérica por tener estándares de bienestar relativamente altos, en los que sobresalen sus sistemas de salud, educación y seguridad social.

Es uno de los pocos países latinoamericanos donde toda la población tiene acceso a servicios de agua potable, una de las economías sudamericanas de mayores ingresos per cápita y mejor distribución de la riqueza; su modelo económico está orientado hacia la exportación, principalmente a China, Brasil, Argentina y los Estados Unidos. En las últimas décadas el Uruguay ha experimentado la emigración de capital humano —principalmente adultos y jóvenes con altos niveles de educación—, que combinado con una baja tasa de natalidad han provocado que la población envejezca rápidamente.

Orsí llega al gobierno con la promesa de una izquierda “moderna”, centrada en tres ejes rectores: crecimiento económico sustentable con inclusión social, buscando la protección el medio ambiente, la innovación, el desarrollo tecnológico y el apoyo a pequeños productores, así como la mayor eficiencia de la gestión pública; el reforzamiento social con atención especial a la población joven y que nadie quede fuera de las oportunidades que ofrece el desarrollo; y, el tercero, el fortalecimiento de las fuerzas de seguridad pública a fin de enfrentar y atacar al crimen organizado, a la vez de buscar una mayor cohesión social. 

El presidente electo del Uruguay ha sido por mas de 30 años un ferviente seguidor del expresidente José “Pepe” Mújica, de quién recibió un gran respaldo durante su campaña política. Mújica (89) ha sido un luchador de izquierda y exguerrillero tupamaro, que bajo falsas acusaciones fue encarcelado durante 13 años.

Fue calificado como el “jefe de Estado mas humilde del mundo” debido a su estilo de vida austero. Como gobernante, él mismo conducía su automóvil, un Volkswagen Sedán, además de donar el 90% de su sueldo a organizaciones benéficas en apoyo a los pobres y a los pequeños empresarios. Su lucha en la vida siempre fue lograr la igualdad social. Se espera que durante su mandato Orsí se desempeñe en sintonía con esos criterios políticos . 

Sería muy deseable que Orsí mantenga los criterios democráticos que lo llevaron a ocupar la silla presidencial y, ante todo, una estricta división de poderes que les permitan ser contrapeso uno de otro y así actúen como garantes de una paz social duradera y como baluartes para el desarrollo de proyectos públicos y privados, en contraste con otros países latinoamericanos, donde los gobernantes electos democráticamente se comportan como autócratas una vez en el poder.

Experiencias recientes de gobiernos de izquierda “modernos” como lo es, por ejemplo, el caso de Gabriel Boric en Chile, demuestran que es posible incorporar a grupos sociales marginados a mayores niveles de bienestar mediante la aplicación de políticas públicas redistributivas orientadas hacia un mayor gasto social en salud, educación, etcétera, con un pleno respeto a los criterios democráticos.  

POR AGUSTÍN GARCÍA VILLA

ANALISTA POLÍTICO

@TIGRE_AGUILAR_C

MAAZ

 

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