Columna Invitada

Elección en la CNDH

Para consolidar lo logrado asevera la titular del órgano autónomo

Elección en la CNDH
Eduardo Macías Garrido / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Con un cinismo sin precedente, Rosario Piedra Ibarra se presentó en el Senado de la República para intentar reelegirse como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Según ella, es con el objeto de consolidar lo logrado, no por ambición.

Para consolidar lo logrado asevera la titular del órgano autónomo. Bajo un análisis serio y objetivo, lo único que logró es un desmantelamiento de la actual comisión y que cada día menos ciudadanos de a pie logren acceder a la misma para que sean defendidos sus más elementales derechos humanos ante un eventual abuso del poder público.

Sin temor a equivocarse, es una de las peores titulares de la CNDH en los 34 años de existencia del organismo. Ninguno de los anteriores presidentes fue tan poco notorio, dio tan pobres resultados y mostró, sobre todo, tanta ineptitud e indiferencia para defender a los ciudadanos de los abusos, excesos y violaciones de derechos humanos de parte de las autoridades en turno.

Para muestra un botón, la gestión de Piedra Ibarra fue reprobada por 12 de los 13 colectivos defensores de los derechos humanos que asistieron al ejercicio de parlamento abierto en el Senado de la República. Por eso, hoy la señora es más un lastre para la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum y para el propio Morena.

Durante los 5 años de su gestión no emitió una sola recomendación sobre los asesinatos de civiles cometidos por militares, ya ni que decir de las madres buscadoras las que la calificaron, por cierto, como un florero.

Tantita vergüenza debería tener la señora Rosario Piedra para presentarse y plantear su continuidad en un organismo autónomo fundamental en toda sociedad que se precie de proteger y defender los derechos humanos de los más vulnerables.

Lo mejor que pueden hacer los senadores morenistas es deslindarse de una persona que no cumplió a cabalidad con sus más elementales obligaciones, por lo que sin duda en el examen final de su gestión sale reprobada.

Si lo que se quiere es unir y no dividir, además de velar porque los más necesitados realmente cuenten con un ombudsman que los defienda, se requiere evaluar a los 48 aspirantes y buscar el perfil idóneo con la capacidad y conocimientos en la materia.

Por si esto no fuera poco, existe la duda razonable de si la señora Rosario Ibarra fue electa y llegó al cargo mediante un fraude. El señalamiento deriva de que no obtuvo en su momento los votos necesarios para obtener la mayoría calificada.

Se le olvidó además a la todavía actual presidenta de la CNDH, que quien ocupe ese cargo debe ser impecable, debe trabajar con autonomía, con cercanía a la gente y con extremada capacidad de diálogo, además de proteger a grupos vulnerables como migrantes, periodistas y mujeres, cosa que Rosario no hizo.

La CNDH debe ser respetuosa pero firme, severa con las instituciones que vulneren los derechos humanos e investigar en forma automática cualquier denuncia de violación.  

Características que deberá buscar el Senado de la República al momento de decidir primero en comisiones y después en el pleno, a quien será la mujer o hombre que ocupe la titularidad de tan importante organismo autónomo.

Así que senadores, a cumplir con sus responsabilidades para las que fueron electos, siempre pensando primero en México y el pueblo, dejando de lado sus intereses y ambiciones partidistas.

POR EDUARDO MACÍAS GARRIDO

PAL

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