Columna Invitada

Conciencia ambiental y plásticos convencionales: los desafíos para un futuro más sostenible

Cada año, la producción mundial de plástico alcanza los 460 millones de toneladas (OCDE), de las cuales menos de 10% se recicla adecuadamente

Conciencia ambiental y plásticos convencionales: los desafíos para un futuro más sostenible
Macarena Chaves / Columna invitada / El Heraldo de México Foto: Especial

En los últimos años, la preocupación por el medioambiente ha crecido a nivel global, con un aumento en las menciones sobre biodiversidad de 30 a 50 millones en el último cuatrienio, según datos de WWF.

Este fenómeno también se refleja en México, donde el 76% de la población asegura tener conciencia medioambiental, de acuerdo con el estudio de percepción de plástico y consumo de empaques Latinoamérica 2024 elaborado por La Vulca & Netquest.

Sin embargo, el desafío es tan grande como urgente: cada año, la producción mundial de plástico alcanza los 460 millones de toneladas (OCDE), de las cuales menos del 10% se recicla adecuadamente. Más de 100 millones de toneladas terminan en vertederos o quemas incontroladas, dañando nuestro entorno de manera irreversible.

El plástico ha sido, sin duda, uno de los inventos más revolucionarios. La producción de plástico se disparó de 2 millones de toneladas en 1950 a 348 millones de toneladas en 2017 y se espera que duplique su capacidad para 2040.

Su durabilidad, versatilidad y bajo costo lo han convertido en un material esencial para diversas industrias. Sin embargo, esta misma durabilidad se ha transformado en un problema ambiental de grandes proporciones, especialmente con los plásticos de un solo uso, que tardan años en degradarse y continúan acumulándose en océanos, ríos y vertederos.

El costo ambiental de la dependencia de los plásticos convencionales ha llevado a gobiernos y organizaciones a buscar soluciones urgentes que combinen innovación y sostenibilidad.

En marzo de 2022, 175 países se pusieron de acuerdo para trabajar en un tratado global para reducir la contaminación por plásticos. Tras la cuarta sesión de negociaciones en Ottawa, Canadá, se han logrado avances en el borrador. La atención ahora se centra en la reunión final, que se celebrará en Busan, Corea del Sur, el 25 de noviembre.

Frente a este desafío, diversas ciudades también han comenzado a implementar regulaciones más estrictas sobre el uso de plásticos. Un ejemplo de ello es la Ciudad de México, donde desde 2021 está prohibida la venta, distribución y entrega de productos como cubiertos, platos, popotes, globos, vasos y charolas plásticas. Además, la NOM-025-SEDEMA-2020 establece normas claras para la fabricación y comercialización de bolsas y otros productos plásticos de un solo uso en la capital.

A pesar de estos avances, el panorama regulatorio sigue siendo diverso, con algunos países y ciudades liderando el camino en términos de normativas ambientales, mientras que otros están apenas comenzando a adoptar medidas. Este desfase crea un contexto complejo para las empresas, que deben adaptarse a un mosaico regulatorio diverso y, a menudo, contradictorio.

Además, en mercados como el mexicano, el 65% de los consumidores percibe que los productos ecológicos son más costosos, y un 61% considera difícil encontrar opciones con empaques sostenibles, según el estudio de percepción sobre plásticos y consumo de empaques en Latinoamérica 2024, realizado por La Vulca & Netquest.

Este escenario desafiante requiere que las empresas equilibren sus estrategias entre cumplir con las regulaciones y responder a las demandas crecientes de los consumidores por sostenibilidad accesible.

Un aspecto clave de esta transición es el impulso por promover el uso de bioplásticos, materiales que, a diferencia de los plásticos convencionales, pueden ser biodegradables o compostables bajo ciertas condiciones. Los bioplásticos no solo ofrecen una alternativa más amigable con el medio ambiente, sino que también permiten que las empresas y los gobiernos respondan de manera proactiva a las crecientes demandas de los consumidores conscientes y de la legislación emergente.

Ante este panorama, los gobiernos también tienen la oportunidad de implementar políticas más ambiciosas que trasciendan la gestión de plásticos de un solo uso. Estas regulaciones deben fomentar la investigación y desarrollo de alternativas sostenibles, incluir incentivos para las empresas innovadoras. Este enfoque no solo reduciría la huella ambiental, sino que abriría oportunidades económicas para los países que lideren esta transformación.

Al mismo tiempo, las empresas deben adaptarse rápidamente al nuevo entorno regulatorio. Las compañías que ya adoptan soluciones sostenibles estarán mejor preparadas para cumplir con las normativas y satisfacer la creciente demanda de productos responsables con el medio ambiente. De hecho, la sostenibilidad no solo representa una responsabilidad empresarial, sino también una oportunidad de mercado, brindando una ventaja competitiva a quienes lideren esta transición.

La creciente conciencia ambiental, junto con nuevas iniciativas regulatorias, señala el inicio de una era crucial en el manejo de plásticos. Los gobiernos tienen la responsabilidad de impulsar políticas sólidas que fomenten la transición hacia soluciones sostenibles, mientras que las empresas deben adaptarse a este nuevo entorno.

La colaboración entre el sector público y privado será fundamental para superar los retos y capitalizar las oportunidades de este proceso de transformación. Solo con esfuerzos conjuntos se podrá avanzar hacia un futuro más sostenible, donde los plásticos no sean una amenaza, sino una oportunidad para la innovación responsable.

Por Macarena Chaves

Country Manager de Bioelements México

EEZ

Temas