Columna Invitada

Norteamérica: una región de oportunidades globales

Sin embargo, aún se habla con frecuencia de las relaciones bilaterales, ya sea México-Estados Unidos o México-Canadá, dejando de lado la narrativa de una Norteamérica unificada

Norteamérica: una región de oportunidades globales
Juan Pablo Cervantes / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

En un mundo que se mueve hacia la regionalización económica, Norteamérica se perfila como un bloque clave para liderar el dinamismo económico global. Las tres naciones, unidas bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), conforman una región extraordinaria, la cual representa el 30% del Producto Interno Bruto mundial, con más de 500 millones de consumidores y un comercio trilateral que asciende a 1.63 billones de dólares anuales. Cada minuto, más de 3.1 millones de dólares cruzan nuestras fronteras, lo que subraya el dinamismo de esta integración económica.

Sin embargo, aún se habla con frecuencia de las relaciones bilaterales, ya sea México-Estados Unidos o México-Canadá, dejando de lado la narrativa de una Norteamérica unificada. Es tiempo de consolidar nuestra identidad como región y posicionarla como un motor global.

La pandemia y las tensiones geopolíticas han impulsado el cambio de la globalización hacia la regionalización, una oportunidad que Norteamérica está aprovechando y debe potenciar. Desde la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) hasta el T-MEC actual, la región ha avanzado en integración económica y comercial. Casos de éxito como la consolidación del sector automotriz son ejemplos claros de lo que podemos lograr al trabajar juntos.

Sin embargo, el éxito del T-MEC no se conjuga en presente, sino en futuro. De cara a la próxima revisión en 2026, es crucial identificar áreas de mejora, como reglas de origen, las disposiciones laborales y las oportunidades en sectores emergentes como los semiconductores, la electromovilidad y la tecnología médica. Estas revisiones deben enfocarse en fortalecer el tratado, asegurando que la región siga siendo competitiva y resiliente frente a los retos globales; especialmente en algunas industrias.

La región de Norteamérica cuenta con una diversidad de sectores estratégicos que serán clave para su desarrollo en las próximas décadas. El sector automotriz, que ha sido un caso emblemático de éxito desde el TLCAN, continúa siendo un ejemplo de integración y colaboración trilateral. Sin embargo, el futuro de este sector está estrechamente vinculado a la electromovilidad, un área en la que los tres países deben trabajar en conjunto para liderar la transición hacia tecnologías limpias y sostenibles.

Otros sectores con gran potencial incluyen los semiconductores, donde las tres naciones han identificado oportunidades de colaboración estratégica; el agroindustrial, que ha sido en las últimas décadas un área de fortaleza para México en su relación con Norteamérica; y la industria de dispositivos médicos, donde nuestro país es un jugador importante. Además, el comercio digital y la sostenibilidad ambiental son áreas que ofrecen enormes posibilidades para innovar y fortalecer los lazos regionales.

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) representan una enorme oportunidad para consolidar la integración económica de Norteamérica. Si bien son las mayores generadoras de empleo en la región, aún enfrentan retos para incorporarse plenamente en las cadenas globales de valor. Desde el sector privado, en organizaciones como COMCE, hemos priorizado el acercamiento y la capacitación de las pymes, ayudándolas a identificar oportunidades y a desarrollar herramientas que las integren en estas cadenas.

El éxito de las pymes no solo beneficia a estas empresas; también fortalece la estructura económica de la región, creando empleos y fomentando la innovación. Estados Unidos y Canadá han demostrado que las pymes pueden convertirse en pilares de la economía regional y México tiene el potencial de replicar y superar estos logros.

El contexto global actual presenta retos significativos: la reconfiguración de las cadenas de suministro, las tensiones geopolíticas y el auge de otros bloques comerciales como Europa y Asia. Frente a este escenario, Norteamérica tiene una oportunidad única para consolidarse como una región dinámica y cohesionada, capaz de competir en los mercados globales y de atraer inversiones estratégicas.

Lograrlo requiere un esfuerzo concertado entre los gobiernos, el sector privado y las instituciones de los tres países. Desde COMCE, estamos trabajando activamente en fortalecer los lazos trilaterales a través de comités especializados y diálogos con nuestras contrapartes en Estados Unidos y Canadá.

El mensaje es claro: Norteamérica no solo comercia, sino produce en conjunto; es una región interconectada que comparte una visión común. Al consolidar esta identidad regional, podemos posicionarnos como líderes globales, promoviendo el desarrollo económico, la estabilidad y la prosperidad para nuestros más de 500 millones de habitantes.

POR JUAN PABLO CERVANTES

PRESIDENTE DE LA SECCIÓN INTERNACIONAL PARA AMÉRICA DEL NORTE DEL CONSEJO EMPRESARIAL MEXICANO DE COMERCIO EXTERIOR, INVERSIÓN Y TECNOLOGÍA, A.C. (COMCE)

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