De acuerdo con la empresa Gallup, de encuestas, 66 por ciento de los israelíes cree que la paz jamás será lograda en Medio Oriente; 68 por ciento de los palestinos en la franja occidental y Jerusalén comparten la opinión. En el lado israelí, un sorprendente 80 por ciento apoya las acciones del primer ministro Benjamín Netanyahu, que lanzó a su país en una guerra abierta y sin cuartel contra grupos pro-palestinos a los que califica como terroristas en Gaza, en Líbano y por lo pronto en Yemen, con la promesa de mayores choques con Irán.
Medio Oriente parece al borde de una guerra que, de acuerdo al menos con las amenazas, podría llegar abiertamente tan lejos como Irán y Yemen, aunque de momento parece limitarse al área circundante, a Israel incluso, posiblemente, a Siria. Y otra vez, como desde su fundación, es Israel contra todos –o casi todos– sus vecinos, en una nueva guerra que esta vez no deja de tener un ángulo de política doméstica: la supervivencia política de Netanyahu.
Por lo pronto, esa meta en específico parece lograda. Más de 80 por ciento de los israelíes respalda su gobierno. El costo internacional es alto, sin embargo: la imagen de Israel sufrió golpes severos y en Europa Occidental y Estados Unidos se registran manifestaciones en favor de los palestinos y hay una creciente renuencia para apoyar al gobierno israelí.
En alguna medida, es el resultado de una serie de imágenes terribles. El horror causado por el ataque de Hamás y las fotografías de rehenes muertos o expuestos fue compensado por el de las imágenes de niños muertos y escuelas y hospitales bombardeados en Gaza.
Los números hablan y pintan una imagen terrible. En el último año, a comenzar por el 7 de octubre de 2023 cuando los militantes de Hamás entraron a Israel y asesinaron a más de 1,200 personas, secuestraron a 251, de los que 101 siguen oficialmente en Gaza y se ha confirmado la muerte de 33. Otros 1,664 israelíes han muerto, incluso 706 soldados.
La represalia ha sido igualmente brutal. De acuerdo con las autoridades palestinas, 41,870 habitantes de Gaza murieron durante la intervención militar israelí que aún está en desarrollo y que habría resultado en la muerte de 17 mil miembros de Hamás.
Desde el inicio de nuevos combates con Hezbolá, el 8 de octubre pasado, ha habido al menos 1,900 muertos en Líbano, incluso civiles, médicos y militantes de Hezbolá, incluso varios de sus principales dirigentes.
En Gaza, la guerra desplazó ya a 1.9 millones de personas, en el norte de Israel a 143 mil y en el Líbano, alrededor de 1.2 millones. Para hacer las cosas más complicadas, el haber eliminado a todo, o parte, del liderazgo de Hamás o de Hezbolá no elimina esas organizaciones y las acciones militares, en Gaza o den Líbano, solo garantizan que habrá nuevas generaciones de palestinos resentidos con Israel y dispuestos a luchar en su contra.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE
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