Portazo

Los espejos y el laberinto

Cuando la admisión de un procedimiento de análisis constitucional en la Suprema Corte de Justicia es confundido en coro con un intento faccioso y golpista, las cosas se salen completamente de proporción

Los espejos y el laberinto
Rafael Cardona / Portazo / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Si no fuera porque se trata de quien se trata y conocemos cómo sus palabras son hijas del exhibicionismo y muy poco de la sensatez, el pronunciamiento de Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado, le podría poner la cabellera de punta a cualquiera.

Cuando la admisión de un procedimiento de análisis constitucional en la Suprema Corte de Justicia (la simple admisión de un asunto para sobre él deliberar) es confundido en coro con un intento faccioso y golpista, las cosas se salen completamente de proporción. 

Como se sabe  “el Pleno de la SCJN llevó a cabo el análisis de una consulta a trámite formulada por su ministra presidenta, a fin de determinar el procedimiento a seguir para atender una solicitud presentada por diversas personas juzgadoras integrantes del Poder Judicial de la Federación, en el sentido de que, a través de la controversia prevista en el artículo 11, fracción XXII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, La Corte realice un control constitucional relacionado con la reforma en materia judicial a la Constitución Federal…”.

Frente a ese hecho —no prejuzga sino propone análisis—  el presidente del Senado, hecho una furia, se hizo eco de las opiniones de las ministras Loretta Ortiz, Yasmín Esquivel y Lenia Batres (sabemos de dónde vienen), y dijo con toda la seguridad del mundo: 

“…Es una provocación mayúscula, y los pone a ellos (y ellas, le faltó) fuera de la ley, y fuerza a tomar decisiones sobre las implicaciones legales de su comportamiento. ¿Quién se creen, qué les pasa?, quieren llevar a la República a una crisis…”.

En esas condiciones, la circunstancia de antagonismo entre la Corte y los demás poderes se ha acentuado a muy pocos días de la convocatoria presidencial de lograr unidad (no unanimidad) en el país y de las palabras (no pronunciadas), de la presidenta del Congreso en la toma de posesión de la actual, jefa del Ejecutivo, doña Ifigenia Martínez: 

“…Que nuestras diferencias no nos dividan, sino que sean la fuente de propuestas y de soluciones compartidas a los distintos retos que enfrentamos. 

“Hoy, más que nunca, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario. Es tiempo de altura de miras. Es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades. Es tiempo de mujeres”, pero por lo visto no de todas las mujeres. 

Yasmín, Loretta y Lenia siguen “con el hacha de la guerra”. 

Pero lo peor es la advertencia en el Senado: no acataremos y nadie frenará la Reforma. 

“Háganle como quieran”, dijo el microbusero.

POR RAFAEL CARDONA

COLABORADOR

@CARDONARAFAEL

MAAZ

 

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