Según George Lakoff (Nueva Jersey, 1941), no gana un debate quien presenta los argumentos más lógicos ni quien ofrece los datos más exactos, sino quien establece el marco (framework) que lo estructura y, al hacerlo, lo dota de sentido. Dicho marco se refiere no sólo al lenguaje o a las metáforas que se usan en el debate mismo, sino a la visión del mundo y a los valores morales que llevan implícitos y de los que depende, a fin de cuentas, su capacidad de persuadir. Las personas no decidimos nuestras marcos según la información que recibimos; decidimos qué información admitimos en función de lo que significa, o no, según los marcos que ya tenemos.
Lakoff es un especialista en lingüística cognitiva, profesor emérito de la Universidad de California, en Berkeley, y autor de referencia obligada –incluso cabría denominarlo un clásico– para quienes estudian y/o ejercen la comunicación política. Su libro No pienses en un elefante. Lenguaje y debate político (Ariel, 2018) es un trabajo que presenta de manera breve, informal y práctica algunas de sus ideas más importantes sobre la “teoría del marco”, las “metáforas conceptuales” y la “política moral” desde una perspectiva muy explícitamente progresista dentro del contexto estadounidense.
El título proviene de un ejercicio que solía hacer Lakoff en Berkeley, pidiéndoles a sus estudiantes que no pensaran en un elefante. Tras la instrucción, todos evocaban inmediatamente imágenes mentales del paquidermo, justo lo que se suponía que no debían hacer. ¿Por qué? Porque ese es el poder de los marcos cognitivos: se activan hasta cuando tratamos de negarlos. La elección de ese animal no era arbitraria, pues es el símbolo del Partido Republicano en Estados Unidos y dicho partido ha sabido enmarcar a su favor el debate político durante las últimas décadas conforme a lo que Lakoff llama “el marco del padre severo”.
Dicho marco parte de la premisa de que “todos tenemos una metáfora que representa a la nación como una familia”. Y los republicanos han sido muy exitosos para vincular a las distintas derechas y ramas del conservadurismo en torno a la imagen y los valores del líder político como alguien que tiene “autoridad moral”, que sabe “distinguir el bien del mal”, que “inculca obediencia mediante la disciplina”, en fin, que manda en el país tal y como un “padre severo” lo hace en su familia. Los demócratas, en cambio, no han logrado crear algo equivalente para aglutinar a sus múltiples corrientes alrededor del modelo del “progenitor protector”. Por eso, postula Lakoff, siguen compitiendo en desventaja y “dándose de topes contra la pared”.
Hace un par de días, el propagandista conservador Tucker Carlson dio un discurso en el que vislumbraba una segunda presidencia de Trump como un momento en el que, literal, “papá vuelve a casa” a poner orden. Debe ser muy frustrante para Lakoff que el partido por el que vota no haya aprendido de sus hallazgos tanto como el rival.
POR CARLOS BRAVO REGIDOR
COLABORADOR
@CARLOSBRAVOREG
MAAZ