MUJERES, S.A.

Tomando distancia

La empatía no debe ser vista como una debilidad, sino como una herramienta poderosa que nos permite conectar con el lado humano de cada decisión, sin perder de vista lo que es mejor para el equipo y la organización

Tomando distancia
Claudia Luna / MUJERES, S.A. / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Supe, muy pronto, que no iba a funcionar.  La elegí, como a todos mis colaboradores, con más intuición que fundamentos fácticos.  La elegí, con muchas ganas de darle una oportunidad a una mujer jóven con su historia de vida.  La elegí con más ilusión que certeza.  Pero me alcanzó la realidad.  No tenía la preparación, no tenía la disciplina, no tenía el compromiso, y de manera más importante, no tenía el talento. Entonces cometí un error que confieso he cometido muchas veces: retrasé la decisión de terminar la relación laboral.  Le dí una, otra, otra y otra oportunidad al tiempo que mi impaciencia desgastaba la relación del día a día. ¿Por qué? Por pena.  Me daba pena hacer más difícil la vida de alguien que ya la tenía muchas veces más complicada que yo. Craso desacierto que lo único que logró fue alargar la frustración y el sufrimiento de ambas partes.  Dejé que mis emociones tomaran decisiones que debieron ser pragmáticas y contundentes. 

¿Cómo caminamos la línea entre la eficiencia y la empatía? ¿Cómo equilibramos la paciencia y la constante necesidad de resultados?  

Este equilibrio es difícil para cualquier líder, dificilísimo para muchas líderes mujeres porque enfrentamos de forma distinta los retos de la vida.  Muchas de nosotras nos aproximamos a los problemas con una visión más holística que en efecto nos dota de mayor claridad, pero también perfuma nuestras decisiones con notas de complejidad afectiva.  Estos puntos de vista más amplios normalmente nos llevan a tomar mejores decisiones.  A veces también, nos llevan a perder de vista el punto focal del problema.

Tomar decisiones sobre nuestros equipos es uno de los retos más demandantes para cualquier líder.  Estas decisiones son cruciales para el éxito de cualquier organización que no sólo versan sobre productividad, talento y potencial sino también sobre factores absolutamente humanos y difíciles de calibrar como la química interpersonal de un equipo profesional.  

Mi recomendación es guardar distancia.  Sólo manteniendo una sana distancia intelectual podemos hacer análisis objetivos sobre aquellos temas que involucran a nuestro equipo y su efectividad.  No se trata de ser un líder frío, distante e inaccesible.  Se trata de practicar un liderazgo empático pero manteniendo un claro desapego emocional que nos permita tomar las decisiones duras que nuestro negocio necesita. Por un lado entender las preocupaciones y las vivencias de nuestros colaboradores y por otro no permitir que se nuble nuestro juicio. 

La empatía no debe ser vista como una debilidad, sino como una herramienta poderosa que nos permite conectar con el lado humano de cada decisión, sin perder de vista lo que es mejor para el equipo y la organización. Un líder auténtico es compasivo pero de ninguna manera evita decisiones duras, sino las enfrenta con integridad y visión. Un líder no se mide solo por las decisiones que toma, sino por cómo las toma. Equilibrar la firmeza con la empatía es la marca de los grandes.

POR  CLAUDIA LUNA

PAL

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