Definiciones

¿Es Claudia?

En la 4T buscarán aceitar su maquinaria, consolidar su voto duro y desalentar el voto opositor, alimentando la idea de que la elección ya está resuelta

¿Es Claudia?
Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Nadie duda a estas alturas que Claudia Sheinbaum encabeza la carrera presidencial. Está arriba en todas las encuestas, aunque los márgenes entre mediciones disten mucho de encuesta a encuesta.

Del aplastante 66% contra 14% de Xóchitl Gálvez, que le da De las Heras Demotecnia, a un mucho más cerrado 52.2% a 41.3% de México Elige.

En medio están, la publicada por esta casa, El Heraldo de México, que coloca a Sheinbaum 55% frente al 22% de Gálvez; Mitofsky, 61.4% a 30.9%; El Financiero, 52% a 30%; y Áltica 50% a 36%.

Ventajas, pues, que van del 52% al 11%. Alguien –o varios- está presentando información equivocada. ¿Torpeza o manipulación? ¿Simple error o fallas deliberadas?

Puede tratarse de yerros provocados por incompetencia, errores metodológicos o bien ser parte de una estrategia. Como sea, no hay duda de que la exjefa de gobierno encabeza.

Pero si queremos entender lo que ocurrirá en menos de cinco meses, cuando lleguemos a la elección presidencial, vale la pena navegar con información lo más certera posible. De otra forma, algunas encuestas terminarán por convertirse en meros instrumentos de propaganda.

Dimensionemos, pues. El promedio de participación en las últimas cinco elecciones presidenciales ronda el 63%. Considerando que la lista nominal la conforman 97 millones de electores, podemos estimar que participarían en junio próximo entre 60 millones y 62 millones de votantes, que rondarían el 63% de la participación promedio.

AMLO arrasó en 2018 con 31 millones de votos, que lo llevaron a tener más del 50% del total de los votos. ¿Será posible que Sheinbaum obtenga, como algunas encuestas afirman, 35 millones o hasta 40 millones de votos? Es muy poco probable. Vaya, sería casi imposible que ella o quien sea pudiera superar el fenómeno que López Obrador representó en la pasada elección.

Pero, ¿qué sí podría hacer que Sheinbaum ganara con un porcentaje superior al de AMLO? Una baja participación. Es decir, que no vote ese 63% del electorado, sino que el porcentaje sea mucho menor. ¿Cómo se consigue eso? Consolidando el voto duro de la 4T, por un lado, y desalentando el voto opositor, por el otro.

En otras palabras: que esas 31 millones de personas que votaron por López Obrador (suponiendo que todas sigan apoyando a Morena) salgan a participar, y que quienes apoyen a Xóchitl vean tan perdida la elección que ni siquiera les sea atractivo pararse en la casilla el día de la elección.

Ahí es donde las encuestas juegan un papel clave: crean percepción. Si varias encuestas vaticinan al unísono un aplastante triunfo por 35%, 40% o hasta 50%, ¿qué caso tendría para quienes votarían por la oposición salir a las urnas?

Ese es el principal reto de Gálvez: contrarrestar esa percepción; desinflar la idea de que la elección ya está definida. En la 4T, está claro, buscarán aceitar su maquinaria, consolidar su voto duro y desalentar el voto opositor, alimentando la narrativa de que la elección está resuelta y son invencibles, para que la gente que busca un cambio no salga a votar. ¿Qué hará Xóchitl para construir una narrativa en contrasentido? Le quedan menos de cinco meses, y el tiempo corre.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM  

@MLOPEZSANMARTIN

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